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Hay un Camino, Papá (Escrito por el hijo de Alfredo Sadel)
Querido padre:
Te escribo esta carta pensando en el país que dejaste ya hace 23 años y que ahora recibimos tus hijos en condiciones deplorables. Aquel país de gente que, como tú, dedicó su vida entera a hacerlo grande, predicando no con su palabra, ni con discursos, sino con su ejemplo, ya casi no existe. Pienso en las horas, días, noches, meses y años que dedicaste al estudio y perfección de tu profesión y hoy en día agradezco que haya sido ése y no otro el legado que nos dejaste: una vida llena de sacrificios y de entrega con la simple idea de ser siempre un mejor ciudadano.
Hoy en día nada de eso se reconoce ni se premia. Es una pena que toda la decepción que llevó a Enrique Santos Discépolo a escribir su famoso tango Cambalache, la mejor descripción del siglo XX, siga siendo hoy la norma. Y, más triste aún es que vayamos incluso para peor. "Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor... en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida... y herida por un sable sin remache, ves llorar la Biblia junto a un calefón... Da lo mismo que seas cura, colchonero, rey de bastos, cara dura o polizón". Y un largo etcétera. Aquí ya ni las estatuas son para los colosos nacionales de la ciencia y el arte, sino para los guerrilleros asesinos y los narcotraficantes extranjeros.
Este gobierno no construyó ni un solo teatro para ponerle, por ejemplo, con orgullo el nombre de Simón Díaz. Por el contrario, se ocupó fue de echarlo del Canal 8 para poner en su lugar a dos dignos ejemplos de la educación y buenas costumbres revolucionarias: a un Mario Silva (cuya máxima expresión de cultura es mentar madres) y a un pobre mamarracho que se cree filósofo y lo que hace es chupar medias.
Este país hace tiempo que no le rinde tributo a sus grandes hombres. Bien sea por ignorancia o por razones ideológicas, echó al olvido a Arturo Uslar Pietri, a Andrés Eloy Blanco, al maestro Gallegos, cuyo centro de estudios acá en Caracas está en el suelo, al igual que el Teatro Teresa Carreño. Maestros como Aldemaro Romero están ya olvidados y no le construyen ni una digna sala para quien dejó tan hermoso legado.
En televisión, con los bellos acordes del Alma Llanera, se exalta más bien en una cuña el culto a la personalidad de un tiranuelo con los prestos favores de un mendicante gestor cultural y un talentoso y genuflexo director de orquesta, al tiempo que mantienen vetada en su país a una de las artistas de mayor genio y estatura que haya dado nuestra tierra desde la mismísima Teresa Carreño.
Este gobierno expatría el talento y ensalza a los mediocres, porque lamentablemente, su cultura comienza y termina con las canciones de Alí Primera. Qué le vamos a hacer.
Pero su himno es otra canción. Es ese pasaje llanero que dice: "Ji,ji,ji,ja,ja,ja,já... yo sí soy un jalabolas!". Para eso sí están listos Cristóbal Jiménez, Cristina Maica y esa cuerda de adulantes que no vale la pena ni mencionar.
En cambio, tu sobrina Bettsymar hace un esfuerzo todos los días para que el Alzheimer no le consuma el cerebro al venezolano de las nuevas generaciones y con ese cariño y ese amor patrio nos habla con pasión en unos breves minutos de esa maravillosa herencia, que en vida nos deja su padre, el compadre tío Simón, con su bello e inigualable arte de hombre ejemplar. Esa es la querencia de toda querencia. Por eso creo que todavía hay esperanza. Porque hombres como tú, papá, merecen más que el nombre de una plaza donde el único espectáculo es una vedette de cuando en cuando quitándose la ropa. La vida de este país tendrá que ser algo más que una larga borrachera de petrodólares en manos de una cuerda de trasnochados ideológicos. Hace falta un cambio. Y para ese cambio hay un camino: la cultura y la educación. Sé que estamos lejos, pero ya se avizora la luz al final del túnel. Hay un camino, papá. El de hombres como tú. Lo honro en el recuerdo, don Alfredo y le deseo, donde quiera que esté, un Feliz Día del Padre, viejo.**
@NecoSadel
Nota: El autor es hijo del siempre querido y recordado Alfredo Sadel y director del diariodecaracas.com -http://diariodecaracas.com/
Fuente: http://diariodecaracas.com/
Correo
electrónico enviado por Carmen Alicia Vásquez
Nota de la Redacción (NDR)
*No va a ser por este Sánchez, hijo de
Alfredo Sánchez Luna, Sadel, que el artículo
que en la constitución nacional de Venezuela garantiza a todos los venezolanos
la libertad de expresión, se va a convertir en letra muerta. No, señor, no será
letra muerta.
¡Ayyy
Sadel!, si vivieras!
DERECHO
A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN hoy
Artículos
57 y 58 (CRBV-1999):
"Toda
persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u
opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de
expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y
difusión, sin que pueda establecerse censura...
No
se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes
discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa. La
comunicación es libre y plural, y comporta los deberes y responsabilidades que
indique la ley”.
"Toda
persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin
censura, de acuerdo con los principios de esta Constitución, así como el
derecho de réplica y rectificación cuando se vean afectados directamente por
informaciones inexactas o agraviantes...
Artículo
59 (CRBV-1999): “toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz, e imparcial, sin censura, de
acuerdo con los principios de esta
Constitución, así como de la réplica y rectificación cuando se vea afectada
directamente por informaciones inexactas o agraviantes”
*En la Constitución de la República de
Venezuela de 1961, que se cambió por la de 1999, el artículo 66 -un sólo artículo- consagraba en forma clara
y sencilla lo que el vulgo resumió en: "todos tienen derecho a expresar,
de viva voz o por escrito, sus pensamientos, sin que ello constituya delito...
"
Textualmente el Art. 66 de la
Constitución de la República de 1961 consagraba la LIBERTAD DE EXPRESIÓN como “El derecho que tienen todos de expresar su pensamiento de viva voz o
por escrito y de hacer uso para ello de cualquier medio de difusión, sin que
pueda establecerse censura previa; pero quedan sujetas a pena de conformidad
con la ley las expresiones que constituyan delito. No se permite el anonimato.
Tampoco se permitirá la propaganda de guerra, la que ofenda la moral publica ni
la que tenga por objeto provocar la desobediencia de las leyes, sin que por
esto pueda coartarse el análisis o la critica de los preceptos legales”.
Leyendo el mensaje de Neco Sánchez y la
referencia que hago aquí al derecho constitucional de libre expresión, recordé
que Alfredo Sánchez Luna, Sadel, arriesgó su vida en tiempos de la dictadura de
Marcos Pérez Jiménez -sin una queja ni un lamento-, por esa libertad de
expresión que se sigue invocando, se sigue llamando así exactamente, pero de
todas maneras, hoy está en entredicho.
En entredicho y maltrecha, sentada en el
banquillo de los acusados por quienes se asumen jueces y, al mismo tiempo,
parte; sin tener siquiera una ligera noción de lo que es justicia. Llevan y
traen y pretenden saber más que los periodistas egresados de las universidades
venezolanas sobre libertad de expresión, noticia e información o reseña.
No conocen el léxico del periodismo y pretenden dar
clases en cadena de radio y televisión, sobre una materia exclusiva de
periodistas. No son periodistas, pero quieren dar clases magistrales de
periodismo sin saber siquiera el significado de periodismo. Y peor aún,
pretenden que se les vea como sabios en la materia, aunque que no la conocen.
Más sabios en periodismo que quien inventó el periodismo; más sabios que los mismos
periodistas.
Elba Romero López
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