La devoción del Rosario, tiene más de ochocientos años
de vida, en la Iglesia Católica.
El
origen del
Santo Rosario se atribuye a Santo Domingo de Guzmán († 1221), quien recomendaba
mucho a las personas que repitieran frecuentemente a la Santísima Virgen el
“Ave María”, pensando en los Misterios de la Vida, Pasión y Resurrección de
Nuestro Señor. Él y otros padres dominicos dedicaron su vida a propagar entre
las gentes la costumbre de rezarle a la Santísima Virgen lo que antes se
llamaba “Salterio de la Santísima Virgen”, y que desde
entonces empezó a llamarse “Rosario de Nuestra Señora”.
La
tradición cuenta que en el año 1208, María, la Madre de Dios, enseñó
personalmente a Santo Domingo, a través de una visión, cómo rezar el Rosario y
le dijo que propagara esta devoción a todas las naciones, y la utilizara como
arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.
La batalla de Lepanto
La batalla de Lepanto,
librada el 7 de octubre de 1571, es el ejemplo referido desde entonces como la
gran fuerza del Santo Rosario para evitar todas las guerras. La batalla de Lepanto fue la gran victoria
del cristianismo sobre los musulmanes, ocurrida en momentos cuando éstos habían
arrasado con la cristiandad en el norte de Africa, en el medio oriente y otras
regiones. España y Portugal se habían librado después 8 siglos de lucha. La
amenaza se cernía una vez más sobre toda Europa. Los turcos se preparaban para
dominarla y acabar con el Cristianismo.
La situación para los
cristianos era desesperada. Italia se encontraba desolada por una hambruna, el
arsenal de Venecia estaba devastado por un incendio; y aprovechando esa
situación los turcos invadieron a Chipre con un formidable ejército. Los
defensores de Chipre fueron sometidos a las más crueles torturas.
El Papa San Pío V trató
de unificar a los cristianos para defender el continente pero contó con muy
poco apoyo. Por fin se ratificó la
alianza en mayo del 1571.
La responsabilidad de
defender el cristianismo cayó principalmente en Felipe II, rey de España,
los venecianos y genoveses. Para evitar rencillas, se declaró al Papa como jefe de la liga, Marco Antonio Colonna como general de
los galeones y Don Juan de Austria,
generalísimo. El ejército contaba con
20.000 buenos soldados, además de marineros. La flota tenía 101 galeones y
otros barcos más pequeños. El Papa envió su bendición apostólica y predijo la
victoria. Ordenó además que sacaran a cualquier soldado cuyo comportamiento
pudiese ofender al Señor.
San Pío V, miembro de
la Orden de Santo Domingo, y consciente del poder de la devoción al Rosario,
pidió a toda la Cristiandad que lo rezara y que hiciera ayuno, suplicándole a
la Santísima Virgen su auxilio ante aquel peligro.
Poco antes del amanecer
del 7 de octubre la Liga Cristiana
encontró a la flota turca anclada en el puerto de Lepanto. Al ver los turcos a
los cristianos, fortalecieron sus tropas y salieron en orden de batalla. Los
turcos tenían la flota más poderosa del mundo, contaban con 300 galeras, además
tenían miles de cristianos esclavos de remeros. Los cristianos estaban en gran
desventaja siendo su flota mucho más pequeña, pero poseían un arma insuperable:
el Santo Rosario. En la bandera de la nave capitana de la escuadra cristiana
ondeaban la Santa Cruz y
el Santo Rosario.
Mientras se
desarrollaba la batalla, el Papa Pío V, desde el Vaticano, no cesó de pedirle a
Dios, con manos elevadas como Moisés. Durante la batalla se hizo procesión del
rosario en la iglesia de Minerva en la que se pedía por la victoria. El Papa
estaba conversando con algunos cardenales pero, de repente los dejó, se quedó
algún tiempo con sus ojos fijos en el cielo, cerrando el marco de la ventana
dijo: "No es hora de hablar más sino
de dar gracias a Dios por la victoria que ha concedido a las armas cristianas”.
Este hecho fue
cuidadosamente atestado y auténticamente inscrito en aquel momento y después en
el proceso de canonización de Pío V.
Nombres del Rosario
El Salterio de la Virgen María |
*Al Rosario de María se
le llama de muchas maneras y se le compara con muchas cosas. Su estructura
externa y la riqueza de su contenido dan pie a lo siguiente:
* Es un Río de Rosas
formado por las cincuenta Avemaría y las otras oraciones y jaculatorias,
que fluye desde los hombres hasta el cielo para pedir la intercesión de la
Virgen.
* Es un Ramillete de Rosas dedicado a la Virgen: “Venid gentes y coged las rosas de estos
misterios” (Liturgia: Himno de la fiesta)
* Es también como una Corona de Rosas tejida con flores de la más variada belleza y del más exquisito
perfume: -los misterios de la vida de Cristo, las reflexiones y oraciones- que
despiertan en nosotros sensaciones de dolor, de gloria o de alegría.
* Es asimismo un Salterio, con ciento cincuenta salutaciones a la Virgen.
* Es el Breviario de los Fieles, algo así como lo que es para lo
clérigos el rezo oficial litúrgico.
* Los Papas, a partir de Pío XII, lo llaman Compendio del Evangelio, pues recuerda los hechos más
destacados de la vida de Jesús y María, y a la vez nos invitan a vivirlos al
poner a nuestra consideración, los misterios que se ocultan tras cada uno de
esos hechos que recuerda.
Investigación y texto:
Elba Romero López
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