LOS PUENTES “PUNCERES”, “SAN PABLO” Y “ROMUALDA”
“Una de las claves del crecimiento urbano en la Caracas colonial, está en la construcción de puentes, que le permitieron expansión fuera del encierro de las quebradas. La de Caroata, porque era necesario vadearla para dirigirse a La Vega; y la de Catuche, ya que el desarrollo agrícola de Sabana Grande, Chacao y Petare, exigían un paso sin dificultades. Por lo tanto hubo puentes de madera tanto sobre el Caroata como sobre el Catuche, y también sobre quebradas menores. Seguidamente nos referiremos a los tres primeros puentes construidos en Caracas”, reseñan portales diversos sobre la Caracas vieja.
Puente Punceres
Los puentes Punceres, San Pablo y Romualda son los tres primeros puentes construidos en Caracas tienen una data añejísima, pues se hicieron en la Caracas colonial. Vienen, para ser más exactos, de los siglos XVII y XVIII cuando a los caraqueños de entonces se les hizo necesidad abrirle camino al progreso de la ciudad, por encima de ríos y quebradas que limitan el paso regular de los parroquianos.
Este puente sobre el río
Caroata se construyó en 1728, dándosele tiempo después el nombre de PUENTE SAN PABLO. Su construcción fue
iniciativa del Alcalde Ordinario de primera elección, don DIEGO DE LIENDO, junto a la actual Plaza
Miranda, y daba paso hacia San Juan, Antimano y Aragua. Don Diego de Liendo fue
un benefactor de la ciudad; pero no tuvo, como si le tocó a Punceres, la
memoria de su nombre inmortalizada en una esquina.
Puente Doña Romualda
La diputación
provincial de Caracas ordenó la construcción de un puente sobre la quebrada de
Caroata, al norte de la ciudad. El puente se llamó inicialmente de Catuche o
Candelaria y comenzó a prestar servicio en 1736. Era un sólido puente de
mampostería con bien trazado arco ojival. En su construcción tuvo destacado
papel don FELICIANO SOJO Y PALACIOS, el
bisabuelo materno de Bolívar.
Este
puente, que luego se conoció como “PUENTE DE DOÑA ROMUALDA”, animó la vida de la ciudad e
hizo sentir inmediatamente el incremento del mercado inmobiliario y el tráfico
comercial hacia el valle de Petare y los fundos cacaoteros de Barlovento. Ña Romualda era dueña de una pulpería, cerca del puente Catuche. Lamentablemente, la descomunal crecida del Catuche, ocurrida en los primeros
días de enero de 1742 destruyó la estructura del famoso puente.
Para la inmediata reparación de dicho puente, cuenta
la crónica colonial de Caracas, que los “Llaveros” de la ciudad fueron a la
casa situada entre las esquinas de Sociedad y de Traposos, propiedad de don
Feliciano Palacios y Sojo, hijo del constructor del puente, y retiraron el
dinero necesario (Montenegro. E .Juan. Crónicas de Santiago de León. Edición. Instituto Municipal de
Publicaciones. Caracas. 1997)/
Puente Punceres
Los puentes Punceres, San Pablo y Romualda son los tres primeros puentes construidos en Caracas tienen una data añejísima, pues se hicieron en la Caracas colonial. Vienen, para ser más exactos, de los siglos XVII y XVIII cuando a los caraqueños de entonces se les hizo necesidad abrirle camino al progreso de la ciudad, por encima de ríos y quebradas que limitan el paso regular de los parroquianos.
Este puente sobre el río
Caroata se construyó en 1728, dándosele tiempo después el nombre de PUENTE SAN PABLO. Su construcción fue
iniciativa del Alcalde Ordinario de primera elección, don DIEGO DE LIENDO, junto a la actual Plaza
Miranda, y daba paso hacia San Juan, Antimano y Aragua. Don Diego de Liendo fue
un benefactor de la ciudad; pero no tuvo, como si le tocó a Punceres, la
memoria de su nombre inmortalizada en una esquina.
Puente Doña Romualda
La diputación
provincial de Caracas ordenó la construcción de un puente sobre la quebrada de
Caroata, al norte de la ciudad. El puente se llamó inicialmente de Catuche o
Candelaria y comenzó a prestar servicio en 1736. Era un sólido puente de
mampostería con bien trazado arco ojival. En su construcción tuvo destacado
papel don FELICIANO SOJO Y PALACIOS, el
bisabuelo materno de Bolívar.
Este
puente, que luego se conoció como “PUENTE DE DOÑA ROMUALDA”, animó la vida de la ciudad e
hizo sentir inmediatamente el incremento del mercado inmobiliario y el tráfico
comercial hacia el valle de Petare y los fundos cacaoteros de Barlovento. Ña Romualda era dueña de una pulpería, cerca del puente Catuche. Lamentablemente, la descomunal crecida del Catuche, ocurrida en los primeros
días de enero de 1742 destruyó la estructura del famoso puente.
Para la inmediata reparación de dicho puente, cuenta
la crónica colonial de Caracas, que los “Llaveros” de la ciudad fueron a la
casa situada entre las esquinas de Sociedad y de Traposos, propiedad de don
Feliciano Palacios y Sojo, hijo del constructor del puente, y retiraron el
dinero necesario (Montenegro. E .Juan. Crónicas de Santiago de León. Edición. Instituto Municipal de
Publicaciones. Caracas. 1997)/
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