Sueño Caraqueño
http://youtu.be/xgihnB8TDno
Billo´s Caracas Boys
Voz Memo Morales
Caracas de 1888/www.venezuelatuya.com
“SUEÑO
CARAQUEÑO”
“Han cambiado mi Caracas compañero
Poco a poco se me ha ido mi ciudad
La han llenado de bonitos rascacielos
Y sus lindos techos rojos ya no están
Los pasteles del Tricás después de misa
El Pampán de Gradillas a Sociedad
Los vermuts los domingos por la tarde
Donde toda la cuerdita iba a bailar
Se acabó la media lisa de Donzella
Jaime Vivas y el Trianón se fueron ya
Ni la India ni la Francia y la Atarraya
Perecito en Palo Grande ya no está
Ya no queda ni el Roof Garden ni la Suiza
El frontón de Jai a lay no existe ya
Las muchachas ya no van por La Planicie
Y a Los Chorros casi casi nadie va... "
En la Caracas de antaño, con sus calles empedradas, hubo muchos cocheros
cuyos nombres de pila se perdieron tras apodos diversos, decidores de alguna
cualidad, algún rasgo identificativo o forma de ser. Pescuezo e'
pavo, Rey del Cobre, Mascavidrios, Forro e' urna, Gelatina,
Taparita,
Padre Eterno,
Rabanito,
Monseñor,
Tantalo,
Morrongo, fueron algunos de esos cocheros.
Con ellos también convivió Taparita, otro de los cocheros que con sus carruajes utilitarios recreativos recorrieron Caracas en el siglo XIX. Todos ellos conducían sus coches tirados por caballos,
vestidos elegantemente, tanto que uno de esos aurigas le llamaban El Elegante,
y de él decían que “tenía que quitarse las mujeres a
sombrerazos”. También andaban muy bien perfumados, a excepción de aquellos de menos rango, que usaban pachulí.
De todos estos aurigas, el único que trascendió hasta mediados del siglo XX
con nombre y apellido fue Isidoro
Cabrera, de quien se recuerdan hasta los nombres de su coche y sus caballos.
Isidro, su coche La Lechuza y sus
caballos permanecen en el inconsciente colectivo como una estampa genuina de la
Caracas de aquellos lejanos tiempos. Todos ellos estacionaban sus coches, que
tenían sus respectivos nombres, en las esquinas céntricas de Caracas.
Isidoro Cabrera tenía su parada en la esquina de Monjas a San Francisco y algunas veces lo hacía en los alrededores del Capitolio
o en la Plaza
Altagracia. Otra parada era en la esquina de Ña Romualda. Ahí hubo un martes
de carnaval una pelea a muerte donde murió El Elegante, cuentan los cronistas, entre ellos, Lucas Manzano y Oscar Yánez.
Isidoro y sus compañeros de oficio recorrieron las calles empedradas de
Caracas, hasta que los coches tirados por caballos -lechuza, en el argot popular - comenzaron a desaparecer con
la llegada del tranvía, medio de transporte que se usó en Caracas desde el
segundo mandato de Antonio Guzmán Blanco (fue presidente de
Venezuela en tres ocasiones (1870-1877, 1879-1884 y 1886-1888), quien autorizó
el funcionamiento de la primera empresa de tranvías tirados por caballos, la
cual comenzó a operar en 1884.
En 1907 estos tranvías se sustituyeron por los eléctricos. En los primeros
años del siglo 20 los parroquianos caraqueños acostumbraban pasear por la ciudad en esos coches
tirados por caballos, especialmente por la urbanización El Paraíso,
recién inaugurada por aquellos días. Otros sitios de paseo de los caraqueños
eran El Calvario, La Candelaria o Gamboa.
Los coches halados por caballos comenzaron a desaparecer con la llegada del
tranvía, el tren, los automóviles y los autobuses, recuerdan los cronistas caraqueños. Sólo Isidoro se mantuvo al
frente de su nuevo carruaje que le regaló el General Ignacio Andrade, presidente de la República, (derrocado el 19 de octubre
de 1899 por Cipriano Castro y su revolución
restauradora).
El nuevo coche fue un Victoria inglés que recorrió Caracas hasta 1993
cuando murió Isidoro Cabrera.
Isidoro y uno de sus caballos www.noticierodigital.com
Treinta
y un tranvías corrían sobre las calles de Caracas en 1891.
@ElbaRomeroLopez
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