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lunes, 16 de julio de 2012

El último vuelo de El Guanaguanare




JESUS AVILA voló hasta el cielo y en día sábado
Hasta luego Chú ÁVILA
  

Así lo vamos a recordar
Era Patrimonio Cultural Viviente
La Movida Cultural


         En el puerto El Guamache, en todos los puertos de `laisla´ de Margarita, Cumaná, Carúpano y todo el oriente, las aves detuvieron su vuelo y se quedaron paralizadas a las orillas de todo el mar caribe cercano –como se posan ellas-, tan pronto como les llegó la triste noticia de la muerte de uno de los suyos, JESUS AVILA, El Guanaguare (nabajare en dialecto guarao). Con un vuelo triste y leve (*), El Guanaguare voló hasta el cielo.
         Los alcatraces no lo podían creer. Las gaviotas tampoco. Junto a todas las especies de por esos rumbos del oriente se acongojaron. Porque hasta los perros, gatos,  el Gallo de Pascualita y demás gallos, gallinas, el Pájaro Guarandol, La Chiva, de CARLOS GUERRA, que FRANCICO MATA cantó en tono de joropo con su CONJUNTO GUAIQUERÍ, y quedó grabada en el LP CANTO A MI PUEBLO, todos se pusieron a llorar. Incluso, María Pancha está llorando. En La Asunción, Porlamar, Los Robles, en el Valle de Pedro González, en El Cercao, también se oyen los sollozos. Hasta en el Valle del Espíritu. Aunque la Virgen del Valle está consternada y aun así los consuela con palmaditas en el alma, esa gente sigue llorando. 
Ay Francisco Mata, María Pancha está llorando! , decía hace añales AUGUSTO RAMOS cuando cantaba con el Conjunto Guaiquerí de Chico Toño, este aire genuino del folklore neoespartano (LP CANTO MARGARITEÑO/DCM 382).
         En la Laguna de los Mártires, en el Castillo donde parió en prisión Luisa Cáceres de Arismendi, durante la guerra de independencia, en el Fortín La Galera, las ruinas del Fortín de La Caranta, todos, por todos lados, lloran en la región insular. El mar no se puso bonito el sábado, ni el domingo. Hoy tampoco amaneció bonito todo el mar frente a Margarita. Ni se oyó la Salve que los orientales le cantan a la Virgen del Valle. En la playa de Manzanillo también hay tristeza.
       Lloran porque Nueva Esparta se queda otra vez sin otro de los CINCO GRANDES DE MARGARITA. Antes, el año pasado, hace menos de un año, creo,  Dios reclamó la presencia de FRANCISCO, Chico Toño MATA, y allá en el cielo este valor del folklore oriental y del folklore venezolano sigue componiendo y cantando con dedicatoria especial para Dios. Para eso se llevó Dios a Chico Toño Mata.   
      Chico Toño era venezolano y los venezolanos siempre estamos a la altura del compromiso que se nos presenta, cualquiera que éste sea. Esta figura de los CINCO GRANDES DE MARGARITA está cumpliendo su compromiso, allá donde Dios lo llamó. La música e instrumentos típicos neoespartanos están sonando en el Paraíso.  Con música oriental recibirán a El Guanaguare y JESUS AVILA se unirá a ese conjunto de grandes cantores de aquí que ya se formó allá.
         Ni un punto  e´ velorio, ni una gaita, un polo margariteño tampoco, ni siquiera un galerón, nos sacan de esta tristeza. Hoy es más triste la Elegía Margariteña, que cantaba JESÚS AVILA; ni siquiera El Gallo de Pascualita puede cantar. Hoy más que nunca es más triste el canto de El Yaurero, que también nos enseñó El Guanaguare.  Se le fue la voz, El Guanaguare se la llevó el sábado 14 de julio de 2012. Hasta la Sabana Blanca llora. Todavía no llegamos al primer cuarto de siglo y ya llevamos varios años de esta centuria que ni siquiera es quinceañera, vistiendo de luto, marchando cabizbajos tras un ataúd.
Otra vez hay luto en julio. Lo hubo en junio. Hace mucho tiempo que en Venezuela vestimos luto en enero, en febrero, en todos los meses del año. ¿Acaso alguien está pensando en un calendario con crespón negro?  Que Dios pare ya esta marcha fúnebre, sombría. Por favor Dios, somos tus consentidos. Tú siempre te sonríes y te ríes con los venezolanos. Así lo haces porque sabes que siempre te respondemos cuando nos llamas.
Detén, señor Dios, este invierno de llanto. No quiero seguir arañando esta herida, pero debo decirlo: ya no serán iguales las noches decembrinas en Margarita. El Diciembre en Margarita que alegraba CHÚ AVILA, ya no será nunca más igual. Ya no puede ser.
Nos está lloviendo fuerte y no escampa, señor Dios. Nos sigue lloviendo y andamos escoteros: sin cobija, sin remonta, sin bastimento y sin nada. Y casi sin un cobre en el bolsillo pa´ `viví´, situación que ya es pregón en el seis figureao.
    Pero de todas maneras las notas del pentagrama cantan en coro por JESUS Chú AVILA
Acompañan a El Guanaguanare en su último vuelo

EL YAURERO


♫El canto♫ de El Guanaguanare

JESÚS ÁVILA, o Jesús, o "Chú" ÁVILA, como se le conoció y le decían en su terruño margariteño, fue uno de los compositores e intérpretes de música popular del Oriente de Venezuela que más se sembró en el corazón del pueblo insular. Nació el 27 de agosto de 1930, en la población de Los Robles (hoy El Pilar), estado Nueva Esparta, y desde niño se fajó como los buenos junto a su madre,  que ya trabajaba antes de parirlo en labores distintas. Y como así aprendió de su mamá, Jesús Ávila fue agricultor, marino y pescador.
El ambiente hermoso y agreste de su niñez, formó su espíritu poético y le sirvió de inspiración para que más tarde al convertirse en músico autodidacta, retratara musicalmente, de manera colorámica, como en la más bella postal, todo lo que la región insular significaba para él: juegos, tradiciones, todos los ritmos neoespartanos: galerones, fulías, el motivo guaiquerí, vals, golpe guaiquerí, polo margariteña, gaita margariteña, el corrío margariteño, el golpe de arpa.
Sus primeras notas musicales las arrancó de perolas y guitarritas fabricadas por él mismo”, destacó la prensa al saber de su muerte y al volver la vista atrás, todos quienes escribieron, buscando las huellas que dejó Jesús Ávila.  “Pronto fue apoyado en su formación por el maestro JOSÉ AUGUSTO DE LEÓN, sobresaliente músico –autor del Himno del Día del Maestro– que, incluso, amenizaba las primeras películas silentes en el hoy desaparecido Porlamar Cine, quedó asentado en el sitio

Las Cuerdas Espartanas están gimiendo

JESÚS AVILA fundó en los años 60 el grupo Cuerdas Espartanas, expresión magnífica del folklore neoespartano; y con este conjunto cantó con su voz privilegiada la música oriental. De la mano con el Grupo Collar de Perlas, Los Guaiqueríes, Chelías Villarroel y su conjunto, los restantes cuatro Grandes de Margarita de los cinco que sumaron con él mismo, y todos los cultores de la islalidad, Jesús Ávila realizó una meritoria labor de rescate del pasado musical neoespartano, recordando los juegos que ya no se juegan en la isla, los zapatos maqueros, los sombreros, el tinajón de mi abuela, al Cristo del Pescador, las Playas de Manzanillo.
Todos los cultores y cantores neoespartanos se juntaron y se nombraron centinelas de lo nuestro. Están de guardia desde entonces, desde las orillas de toda la costa oriental frente al mar de Margarita. Todos se convirtieron en orgullo de mi estirpe.
Jesús Ávila y las Cuerdas Espartanas también le cantaron a El tiburón, a La Cieguita, a don Zenón, a Ciriaco, a La Cargadora de Agua, a la Hermosa Guaiquerí, a La Casquivana, a Modesto Figueroa, le hicieron un Homenaje a Rafael Franco,  todos los personajes populares de la isla; a  los Suelos de Abrojos, El Luto de Los Lirios, El Maco, El Sabalo; a El Viejo Roble, rescataron y trajeron al presente la diversión margariteña La Burra.
Dijeron No tires la Piedra (y escondas la mano), se sentaron Bajo un Arbol y siguieron Pidiendo Fiao, y siguieron cantando a La Tumba Gobierno, a toda la isla y su gente. Se hicieron centinelas de lo nuestro, pendientes de lo tradicional neoespartano.
Entre otra canciones más conocidas de Jesús Avila se recuerdan Rumbo a Oriente, El guanaguanare (conocido primero en su propia voz y luego popularizada nacionalmente por Nancy Ramos a finales de los 70), Elegía margariteña, El gallo de Pascualita, Rauda, rauda, El mar, Nakarí y Cristo del pescador.  Más recientemente, se hizo acompañar por los Hermanos García en el álbum Una luna y un lucero, y por el conjunto Concuerdas, asociación que le permitió restituir, para el formato de disco compacto 19 de sus mayores éxitos.
Sigue tu vuelo alto Guanaguanare, que te están esperando para que sigas cantando con los cultores de por aquí que se te adelantaron.

La herencia de islalidad de JESUS AVILA:
En su propia voz

ELEGIA MARGARITEÑA
(LP JESUS AVILA Y SUS CUERDAS ESPARTANAS/sello Farallón-001/s-a)

LOS ZAPATOS MAQUEROS
(LP JESUS AVILA Y SUS CUERDAS ESPARTANAS/sello Farallón-001/s-a)

CRISTO DEL PESCADOR
(LP AMANECER EN LA PLAYA/J.A. y su conjunto Cuerdas Espartanas/sello Farallón LPF002/10 surcos)

♫EL YAURERO♫
(2ª versión/Original: LP Serie Testimonial de la Música Popular y Folkórica/Sello Disqueras Unidas DU 5030/JESUS AVILA Y SU CONJUNTO CUERDAS ESPARTANAS)
Son algunos de los que tengo en mi discoteca y con gusto comparto con ustedes, mis amigos por siempre, estos datos.

Ajenos, que andan por el mundo

EL GUANAGUANARE
(Versión Nancy Ramos)


EL MAR
(No es de mi discoteca, por eso no puedo dar más datos. La tomé en youtube.com)


Investigación y texto
Elba Romero López

1 comentario:

  1. El llamado en El vuelo final de El Guanaguare,que no aclaré lo tomé recordando estrofas del pasaje que cantó y grabó don MARIO SUÁREZ con el conjunto LOS TORREALBEROS, de JUAN VICENTE TORREALBA.
    Creo que algunos de ustedes recuerdan aquel pasaje inspirado en el estero de Camaguán:

    ♫Sobre el potrillo alazán
    cuántas veces en mi infancia
    me topé con tu fragancia,
    estero de Camaguán,
    donde la vista se pierde
    dejando el dolor atrás
    (...)
    Si bellezas tiene el mar
    la sabana tiene más
    allá vuela el alcatraz
    el barco deja la estela,
    pero aquí la copla vuela
    en un eterno vagar
    (...)

    Recuerdo que una estrofa de otro pasaje parecido (¿o es el mismo? Ahora no lo recuerdo bien) dice:

    ♫ las garzas se van volando (bis)
    con su vuelo triste y leve
    los árboles van quedando (bis)
    como cubiertos de nieve ♫

    Un día se los voy a dejar aquí.

    El primero que recuerde esto y me ayude a recordar bien, es diente de oro .

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