Orinoco Padre Rio: Pájaros de la llanura en la capital

Cuando pasan los tautacos

Jorge Guerrero

Audio 6.- El Tautaco.mp3 (*)
Rafael Montaño/ Conj. Los Torrealberos
de Juan Vicente Torrealba/
Sello: Discos Banco Largo

Otra vez los pájaros de la llanura, aposentados en la capital, están anidando en las plantas de las ventanas del apartamento. No les ha bastado con la laguna de porcelana que les tenemos en el balcón principal, a la que diariamente llegan a bañarse y a protestar si el agua está sucia con la tierra y ramitas que estas aves traen en sus patas y en sus plumas.

Habrase visto tamaño desplante. Podría decirse que son unos pájaros “sifrinos”, o “caraqueñizados”. Por aquí trajinan azulejos, turpiales, pericos, torcaces, cristofué (toembe, en warao), torditos, naranjeros y otras multicolores aves. Tal cual como Palmarote, o Un Llanero en la Capital, cuento del escritor Daniel Mendoza, viajaron largas distancias y se juntaron con los de su misma especie nacidos en Caracas y sus alrededores.

Estos son unos pájaros muy sociables y audaces. Ya se meten sin permiso hasta la sala y han estado destejiendo el onobako (choza, en castellano, hecha con palma de temiche), que trajo mi primo Tripita desde Tucupita. Las cogieron para hacer sus nidos.
Todavía no sabemos cuáles son los pájaros que están anidando en este rumbo de Caracas.

Samán

Espantados

Audio LA GUACHARACA
ANGEL C LOYOLA JUAN NAVARRO.mp3

The beautiful fiery-throated hummingbird.

Este año no han venido por aquí los pericos que comían bueno y sabroso en las matas de mango. El ruido diario de las maquinarias de la construcción de un inmenso edificio justo en frente de esos árboles los espantó. Esos mangos se van a perder la oportunidad de que los pericos los saboreen.

Solo los pericos se fueron. Los que no se van y siguen viniendo todos los días son los multicolores trinadores de los que estoy hablando. No solo no se van, sino que están haciendo nidos. También andan volando bajo unos zamuros negrísimos. Lo hacen en picada, hacia arriba, hacia abajo y planean serenitos.

Ni nos acercamos a las bromelias donde se aposentaron las muy audaces avecillas, para que no se lleven sus nidos y se vayan a anidar en otras ventanas, ni mucho menos, se vayan a volar a otros cielos.