Por ahora fallamos, igual a lo volveremos a hacer
lo volvieron a intentar y volvieron a fallar
Venezuela es definitivamente democrática
SON DESANGRADO
http://youtu.be/VWnRu7FLUFE
SOLEDAD BRAVO
Por todos los caminos de Venezuela se ven todavía huellas de sangre bien marcadas.
Seguimos llorando a nuestros muertos inocentes.
Los venezolanos sabemos lo que es libertad y democracia y amamos la libertad y la democracia. Aquí ya no cabe más "por ahora"
Sobre la tumba de los muertos que no debieron haber muerto ese día; sobre la sangre inútilmente derramada, pisando y chapoteando sobre esa misma sangre; sobre las lágrimas que todavía no se secan, desde hace años se conmemora (¿o se celebra?) como un hecho histórico y, más que histórico, pretendidamente “heroico”, el 4 de febrero de 1992 cuando un grupo de comacates (coroneles, mayores, capitanes y tenientes) se alzaron contra el gobierno democráticamente electo por los venezolanos, representado en la figura del ex Presidente Carlos Andrés Pérez.
Heroicos los libertadores de Venezuela
y toda América hispana; heroico el general en Jefe JOSÉ ANTONIO PÁEZ,
libertador y forjador de nuestra nacionalidad y nuestro gentilicio. Heroica la
gesta del taita Páez. Justamente por darnos el gentilicio venezolano es por lo
que ahora quien no tiene autoridad moral para hacerlo lo llama traidor. Heroicos,
los que mueren por la vida.
No vamos a repetir aquí la triste historia
reciente del 4F, bastante conocida, contada una y otra vez con versiones
diferentes, corregidas y aumentadas; versiones repetidas que se fabulan cada
vez que se cuentan, con nuevos elementos fantasiosos, buscando acentuar las pretendidas
glorias del vocero de aquel sangriento día. El 4F.
Una historia que no se permite olvidar,
-sus protagonistas no quieren que se olvide, pues viven de esa falsa gloria-, y
cada año se hacen actos pomposos, se pronuncian discursos grandilocuentes,
hay gritos, algarabía y vivas al escogido para liderar aquel levantamiento. Todavía
se habla equivocadamente de una “asonada”, palabra que significa “motín”,
“revuelta”,
“alboroto”,
“gritería”,
algazara,
griterío
y broma, entre otras acepciones
asentadas y aceptada por la Real Academia de la Lengua Española.
El 4 de febrero de 1992 no fue un
alboroto, ni mucho menos una broma, tampoco fue una gritería. El 4 de febrero
amaneció de golpe. Fue un golpe militar. Con armas de guerra que mataron inocentes. Con las armas que
la República confió en manos de los militares que participaron en esos hechos
sangrientos, los comacates –cuadros medios de las Fuerzas Armadas Nacionales
que hasta este nombre perdieron cuando el vocero escogido, porque ya gritaba,
acusaba y juzgaba gritando sin ser juez, llegó a la Presidencia de la República
de Venezuela- regaron con sangre de inocentes las calles de este país. Y hubo saña aquel día.
Andanzas de una reportera
Título equivocado
Aquel 4 de febrero se torció otra vez
la historia de Venezuela; y los venezolanos cambiaron camino por vereda. Nunca
se debe cambiar camino por vereda, pero aquí se cambió camino por vereda y además se fueron por el atajo. Hubo un
brevísimo discurso aprendido a la carrera y memorizado al caletre que determinó
esa torcedura.
“Compañeros, POR AHORA los
objetivos….”. Yo estuve allí frente a frente al vocero seleccionado. Con sólo
estirar la mano podía tocarlo. A muy pocos pasos, mirándole atentamente le hice
un perfil de cuerpo entero y de personalidad. Músculos contraídos, mirando sin
ver a nadie... ¿Asustado? Eso no lo voy a decir, no “por ahora”.
El idioma oficial de Venezuela es el
castellano, y en castellano venezolano POR AHORA significa exactamente: “por ahora no…,
pero después sí”. Ahorita no, pero
espérate... Aquel POR AHORA del
4F significó eso. “por ahora fallamos, pero lo volveremos a intentar”. Y así fue.
Esta reportera de la fuente militar
en aquellos años, lo entendió así mismo. Cuando el vocero ungido dijo “POR AHORA…”
mentalmente respondió “lo van a volver a intentar”. Y ocurrió así. El “Por
ahora” fueron 9 meses. Pocos meses, y en noviembre, Venezuela amaneció de golpe,
otra vez. Gracias a Dios con el mismo resultado, volvieron a fallar. Y lo más
lamentable: otra vez muchos muertos, llanto inconsolable y luto. Luto por
dentro y por fuera. Calles manchadas con sangre de gente joven, niños,
ancianos. Una tragedia irreparable.
Durante años, a medida que ha venido
pasando este largo período gubernamental quien esto escribe se ha reprochado
que siendo reportera de la fuente militar, que se aseguró de aprender el significado del
código cifrado de los militares, para poder entender lo que ellos hablaban
entre sí y no declaraban oficialmente, ni aun teniendo el permiso del Presidente de la República. Se trataba de conocer a fondo el lenguaje de una fuente donde todo es
secreto militar; y también para no regresar todos los días a la redacción de El
Diario de Caracas con las manos vacías, sin noticias que escribir, no tituló de
la forma correcta ese recuadro dentro de la
información principal.
Simplemente tituló “Por ahora
fallamos”. No era ese el título. Hubo exceso de confianza.
Pensó esta reportera que al igual que ella, cuando salió el “Por ahora”
todos, el país entero, iba a entender fácil el significado exacto de estas dos
palabras e iban a concluir como lo hizo quien esto escribe: “lo volverán a
hacer”.
No
fue así. Nadie más lo entendió así. Nadie entendió el mensaje subliminal de "Por ahora...". Solo esta reportera lo vio y lo entendió
así, porque eso fue lo que significó ese “Por ahora…”. El título de ese
recuadro debió ser así: “Lo volverán a
intentar”.
Justifico ese error argumentando que el sector
castrense, cerrado a cal y canto, donde todo es top secret, grado 33, o
“tengo que pedir permiso a mi general”, “tengo que pedir autorización al ciudadano
presidente de la República para poder declararte”; se cerró más y se puso más
difícil cubrir esa fuente. El 4F trajo de la mano mayor censura de prensa y más
pasos seguros y “cuidado con lo que escribes” de parte de los reporteros. Las
aguas se revolvieron y tardaron en asentarse. Ese día no había cabida para resbalarse.
“Todos fueron
canallas”
El 4F pasó de esa manera, porque todos
estaban complotados. Todos fueron canallas. “Hasta el clero sabía”, confesó el general del aire (Av.) Francisco
Visconti Osorio, el líder del alzamiento del 27N, en una entrevista telefónica desde Perú,
realizada por la autora de este escrito. Todos coqueteaban con el golpe
militar. Principalmente la población civil susurraba al oído de los militares
con mando; y los sonsacaba e insistía en lo mismo. Los presionaban. Se escudaban en el estado de cosas que vivía Venezuela.
Fue una de las primeras revelaciones que hizo el general de División Carlos
Julio Peñaloza Zambrano, comandante general del Ejército para el momento,
cuando esta periodista lo entrevistó comenzando a cubrir la fuente militar.
Estaba lejos el alzamiento del vocero escogido por los complotados. Como lo
confesó el general ® Peñaloza Zambrano, todos pedían en voz baja un golpe
militar. Había descontento y problemas que se querían resolver tomando por un
atajo.
Eso explica el impacto del famoso “Por ahora…” Y aquel por ahora no entendido totalmente ni siquiera por quien lo dijo, se transformó
años después en una especie de consigna: “Por ahora y para siempre”. Este NO es
el significado de aquel “Por ahora” del 4F. No, definitivamente, no. “Por ahora
y para siempre” no es el mensaje encubierto que había en aquel “Por ahora los objetivos que…” del 4 de
febrero de 1992.
Ya aquí no cabe más “Por ahora”. Ni más improvisación. Ni más adoración a
ningún ser humano. No cabe más culto a la personalidad. Tampoco cabe más violencia
Que ya no corra más sangre, que ya no maten a nadie más por dos palabras
que ni siquiera sus protagonistas ni el vocero designado, entendieron en su justo
significado. En fin, “Todos Fueron Canallas”, como dice el título del libro que
escribió Germán Borregales, nacido en 1909 en Coro, estado Falcón.
No más por ahora
Hasta cuándo enterrar gente. Hasta cuándo marchas fúnebres. Las penas que no me quitas no me las vengas a dar |
Por ahora remite a llanto, a muerte,
dolor y a traición. Ese día los comacates y la gente que movió los hilos tras
bastidores traicionaron a Venezuela, a la
Madre (La Madre, en lenguaje
cifrado de los militares es Venezuela, es Patria. Cuando los militares que se
formaron en la democracia perfectible del Pacto de Punto Fijo oían estas
palabras se les erizaban los pelos y todos formaban un muro para proteger a La
Madre. Automáticamente. Sin esperar el llamado del clarín.
Todos entendían “nadie toca la Madre”.
Ni con el pétalo de una rosa. Pasó con el “incidente” de la fragata colombiana Caldas
en tiempos del ex Presidente Jaime Lusinchi. No fue tal incidente. “Incidente”
se dice en lenguaje diplomático. Fue un gran roce entre dos naciones.
Texto:
Elba Romero López
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