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miércoles, 12 de octubre de 2011

Tejedores de Nacionalidad: La gesta de Páez por la identidad nacional




La gran gesta cultural de Páez


(Curpa, 1790 - Nueva York, 1873)

         La gesta heroica de José Antonio Páez ha quedado asentada en la historia de Venezuela como testimonio de la actuación de un guerrero criollo, a quien se conoció como el Libertador de los Llanos.  La misma quedó plasmada en todas las batallas que libró El Taita durante la guerra por la independencia de Venezuela.

         Allí están las hazañas del Centauro de los Llanos en las batallas de Las Queseras del Medio,  La Toma de las Flecheras (acción con la cual el León de Payara inauguró en la guerra independentista la modalidad de batallas fluviales, dejando boquiabiertos a amigos y enemigos); Carabobo, Mucuritas, El Yagual, entre otras, de un total de 47 que peleó, saliendo  victorioso en 43 de ellas.

Páez, “La mejor lanza del mundo”, como le reconoció Simón Bolívar, no solamente tuvo una gesta heroica en los campos de batalla. También realizó otras igualmente importantes, como la hazaña personal del hombre autodidacta, que adquirió por su cuenta los conocimientos que lo sacaron de la ignorancia y el analfabetismo; y aprendió otros idiomas distintos al suyo, como inglés y francés. Y fue igualmente estudioso de la música.

Pero para él quizás su verdadera hazaña personal fuera aprender inglés y francés; aprender a tocar el violoncelo y el piano; haber escrito una autobiografía que es testimonio histórico único de esa etapa poco conocida, que fuera el primer medio siglo de república independiente; haber cultivado la amistad de notables de su época, cultivarse como individuo, superando con dignidad las humillaciones de su jefe de hacienda, el negro Manuelote, quien se burlaba de su ignorancia”, se asienta en los sitios José Antonio Páez el Centauro del Llano.blogspot.com
y en /generalenjefejoseantoniopaez.blogspot.com

Estudioso de las artes

José Antonio Páez realizó igualmente una gesta cultural, con la cual dejó para las generaciones posteriores de venezolanos sus conocimientos en el campo de la música -popular y clásica-, el teatro y otras formas culturales universales. Y dejó también un ejemplo de superación personal.

Francisco González Guinán (1929) expresó que Páez adquirió rápidamente una cultura apreciable: la guitarra y maracas que tocaba en sus mocedades llaneras las sustituyó con el violoncelo y ejecutaba con buen gusto música clásica.

Alfonso Marín (1990), citado en el blog antes mencionado, refiere que Páez “… convierte su residencia en Valencia en una especie de ateneo. Toca piano, violín, violoncelo, canta. Su potente voz de barítono llena toda la casa. Funda en ella un grupo de teatro, quizá el primero que hubo en Valencia. Lo inaugura con la tragedia ‘Otelo’, de Shakespeare…”.  Entre los actores estaban el propio Páez, Peña y a Soublette, entre otros, agrega Marín.

Páez, el Tejedor de Nacionalidad

El mismo autor agrega que, además, José Antonio Páez “trata de ensayar música propia, y en cuanto a sus actividades botánicas, baste observar que una rosa de jardín y también una paja para alimentar ganado, llevan su nombre…” (Marín, 1990).

Como indica Luis Rafael García Jiménez en su ensayo “El general José Antonio Páez y la valencianidad”, fue un autodidacta ejemplar: Páez fue la quintaesencia del venezolano común, que no celebra su ignorancia, sino que se avergüenza de ella y trata de superarla con esfuerzo y estudio, sostiene.

Estudiosos de la vida de Páez señalan que “quizás ésta fue su mejor virtud, muy por encima de su valentía como guerrero. Fue esta virtud la que posiblemente hizo que estableciera gobiernos civiles (ej. El médico José María Vargas) contra la opinión de sus camaradas militares. Fue esa búsqueda de civilización personal la que quizás indujera a Páez a luchar por instaurar la civilización en una sociedad arrasada por la Guerra de Independencia”.

Durante su permanencia en Argentina, Páez escribió bellas melodías en pentagrama musical. Durante sus períodos presidenciales Páez fue un gran impulsor de los códigos de leyes, de escuelas, bancos y de una política de inmigración).

Cabe entonces preguntarse ¿Le corresponde también al Libertador de los Llanos, José Antonio Páez, el título de iniciador de la estirpe musical de Venezuela? Y también ¿de la estirpe cultural venezolana? La discusión queda abierta. Que fue un tejedor de nacionalidad, en eso no hay porfía. 

 “Gracias a Páez los venezolanos tuvimos nuestras primeras instituciones de gobierno, que entre 1830 y 1859 y con sus altos y bajos, dotaron a Venezuela de la mayor estabilidad de su historia, después (¿no será mejor decir antes?) de Punto Fijo”, sostienen otros estudiosos y defensores de El Taita.

Investigación y texto: Elba Romero López

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