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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tradiciones: Navidades en Venezuela


 

Ya llegó diciembre con su carga de esperanza, alegría, nuevos y buenos propósitos. Muchos siglos han pasado desde aquellas primeras navidades que se celebraban en Venezuela. De ellas solo queda el recuerdo y la añoranza de esos tiempos idos.
Sobre todo sobrevive la añoranza de aquellos que no se acostumbran a los cambios que a través de tantos años desplazaron costumbres y tradiciones que identificaban a Venezuela y a su gente y la diferenciaban en el concierto de naciones donde la población católica cada doce meses celebra el nacimiento de Jesús.
Antaño los venezolanos esperaban la temporada decembrina con grandes preparativos, expectativa y la esperanza de un nuevo año mejor que el que terminaba. En los días previos a la Nochebuena de Pascua los habitantes de ciudades y pueblos venezolanos comenzaban a pintar las casas y a hacer los arreglos de las calles con adornos luminosos y multicolores.
Diciembre desde aquellos lejanos tiempos se convirtió en el mes de la alegría, de las compras de los estrenos, intercambio de regalos, mientras los más bellos villancicos, aguinaldos y gaitas zulianas plenaban los aires de caseríos, pueblos y ciudades.
Ricos y pobres, en un ir y venir, se apertrechaban con los ingredientes para las hallacas de la cena de la Nochebuena. También iban en busca de los regalos o “aguinaldos”, como se le dice a los presentes con los cuales se agasaja a familiares, vecinos y amigos.
Los infaltables regalos que trae el Niño Jesús también formaban y forman parte de la escena de los días decembrina.
Finalizando noviembre comenzaba la preparación del pesebre, que en las casas grandes ocupaba toda una habitación o media sala. En los Andes, especialmente en el estado Mérida, se conserva la tradición de la Paradura, Robo y Búsqueda del Niño.

Ayer y hoy en la tradición

Aunque el tradicional nacimiento o pesebre –Belén también le llaman en algunas partes- conserva su prestigio y todo su acento, ya no ocurre como antaño cuando desde fines de noviembre o comienzo de diciembre empezaba en los hogares la actividad para montar el pesebre casero, orgullo de todos, el cual ocupaba un gran espacio en el sitio de honor de la casa: salón, corredor o comedor principal.
En su preparación que llevaba varios días participaba todo el grupo familiar, siendo los capitanes del conjunto, la abuela y los niños.  Era esta preparación del pesebre una magnífica oportunidad para la reunión de la familia y el disfrute total, amenizado el ambiente con villancicos y otros cantos navideños. Sobre tablas se fabricaba el nacimiento, con trozos de coletas pintadas con verde o color de almagre, las colinas, cerros, valles y la arboleda.
Trocitos de espejos simulaban lagos, con todo y sus aves acuáticas (cisnes, patos, etc.). Los ríos eran de papel plateado –hoy son de papel aluminio-, en conjunto con sembrados de maíz y alpiste recién germinados, de arvejas de tierno retoño, cultivadas en papel de periódico húmedo; pajas y musgos teñidos de verde.
Tenían aquellos nacimientos multitud de casitas en miniaturas, con sus habitantes que iban a adorar al tierno recién nacido la Nochebuena de Pascua. Se recreaban también el castillo de Herodes, los ángeles y las estrellas de Belén. El hermoso cuadro lo completaban los pastorcillos, ganados y animales domésticos.
Presidiendo el nacimiento, San José y la virgen, que cada año, de acuerdo con la creatividad de quienes construyen el nacimiento, reciben en su humilde establo a los tres reyes magos: Gaspar, el rey blanco, de la canosa cabellera; Melchor, el rubio; y Baltasar, el de la piel de ébano, quienes llegan con sus ofrendas de incienso, mirra y oro. Esta tradición de elaborar el pesebre, aunque con variaciones, se mantiene todavía en Venezuela.  Laboriosa tarea, toda dedicación y fe era realizar esos nacimientos, destaca Graciela Schael Martínez, en su libro Estampas Caraqueñas, editado por el Consejo Municipal del Distrito Federal.1975.
Las navidades de antaño eran todo un acontecimiento. En próximas entregas les hablaremos de las misas de aguinaldos, estrenos, la música de aquellos diciembres.

Investigación y texto: Elba Romero López

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