Páginas

miércoles, 12 de marzo de 2014

Derechos de autor: La queja de autores y músicos






Venezuela es país firmante de la Convención Universal Sobre Derecho de Autor, un conjunto de normas jurídicas y principios que regulan los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores (los derechos de autor), por la creación de una obra literaria, artística, musical, científica o didáctica, esté publicada o inédita.
Reconocido como uno de los derechos humanos fundamentales en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la legislación sobre derechos de autor en Occidente se inició en 1710 con el Estatuto de la Reina Ana.
Esta legislación establece un tiempo determinado de duración de este derecho- el plazo mínimo, a nivel mundial, es de 50 años y está establecido en el Convenio de Berna-cumplido el cual la obra pasa al dominio público por expiración de los derechos patrimoniales.
Esto sucede una vez trascurrido un plazo desde la muerte del autor (post mortem auctoris). Con el paso del tiempo, muchos países han extendido ese plazo mucho más allá de los 50 años. Por ejemplo, en el Derecho europeo, son 70 años desde la muerte del autor. Transcurrido ese tiempo, dicha obra puede ser utilizada en forma libre, respetando los derechos morales.
De esa legislación extraje algunos puntos clave de esta Ley de carácter universal, que es necesario conocer y se sepa el alcance de su no aplicación, como está ocurriendo en Venezuela, donde se ignoran los derechos de autor.

La buena radio de los comicios

En Venezuela hubo una época de esplendor de la música autóctona y popular compuesta e interpretada por autores venezolanos. Este tiempo se ubica entre 1945 y diez años después cuando el país había superado la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, todavía se seguía difundiendo la música venezolana y se identificaba al autor o autores, el ritmo de la melodía, arpista, cuatrista y maraquero.
Todavía era “música de a pie” (definición mía), es decir, aun Juan Vicente Torrealba no había introducido el bajo. Esa música así acompañada se oía bellísima desde la madrugada. Porque hay que recordar que todos las programaciones radiales comenzaban con el Himno Nacional –a veces el Himno regional del estado desde donde transmitía la radioemisora- y luego un programa matutino de música criolla.
Era como un culto, sin llegar a rito, que se repetía al final de la transmisión de la emisora: el cierre era con música venezolana. Se difundía  primero la música venezolana y después la programación incluía música de Colombia, México y otros países, pero fundamentalmente de Colombia y México.
Los locutores tenían una amplia cultura general, respetaban a los oyentes, a quienes informaban sobre aspectos relevantes de la música radiada.

Locutores desinformados y despreocupados

A partir de la masificación del otorgamiento de certificados de locutor comercial, el panorama cambió totalmente. Y lo hizo  para peor. Ya no fueron a trabajar en radio los locutores bien preparados de los años iniciales (en la televisión es muy poca la difusión de la música venezolana). La cultura, que tuvo lugar preferente desde las primeras transmisiones de la emisora AYRE, salió cabizbaja, calladita, por la puerta de atrás y le cerraron las puertas.
Esto se tradujo en un desmejoramiento de la calidad de los programas. En muchos casos, la responsabilidad social se transformó en franca competencia del locutor que busca “venderse” como el mejor, como si de un producto o marca se tratase.
Ya no se consideró necesario identificar a los cultores de la música venezolana; y del conjunto que acompaña ni se habla. De esa forma han venido cayendo en el olvido los compositores y los músicos. Los locutores actúan más como simples anunciadores de canciones.

Gracias a esto hay un gran desconocimiento en la población de quiénes son los autores y compositores, quién compuso X melodía ni quién fue el primero que lo grabó. Se le atribuye al primer cantante que se la oiga. Pasa, por ejemplo, con El Pavo Real, compuesta por César del Ávila. Todos le atribuyen la autoría a José Luis Rodríguez, porque hizo una mala versión que a todos encantó; y él que se siente feliz por ello y nunca le ha dado sus créditos al autor.

Quejas y reclamos

Similar situación se observa con la mayoría de los promotores de las redes sociales, quienes primero se promocionan ellos y si queda espacio dicen quién canta y quiénes acompañan.

José Gregorio Millán Martínez también comentó su estado.
José Gregorio escribió: "Si hermano y en este caso no lo digo por mi aunque mucho me ha sucedido mi queja es por un amigo "


Es triste como nosotros lo que tenemos la dicha de escribir canciones para apoyar a cantantes! Y luego el cantante sin hacerle modificaciones a los temas dicen que el lo escribió sin reconocer el credito al escritor, pero bueno mi respuesta a usted es que soy el ultimo en ser pedante! Y soy el primero en ser humilde

  • Salazar V Grisel es asi, pero la voz va agarrada de mano con la letra, puede tener muy hermosa voz, si no tiene letra como la da a conocer, y la letra sin la voz, como la va a exponer, en el subconsciente él sabe q el triumfo se lo debe a otro, la letra es q pega no la...Ver Más   *Clic en Ver Más para leer el comentario completo

  • Alba G Flores asi es luis la humilde por delante!
  • Miguel Angel Zapata Muchos cantadores y cantantes de todo genero musical no solo de la musica llanera ANDAN EN ESE SON Q DIFICIL se le hace reconocer AL autor,Q BONITO es cuando un locutor,un cantador,o cantante dice de la autoria de tal AMIGO,HERMANO O COLEGA...
  • Ramon Vicente Malave Silva bueno mi compadre lo mismo pasa con nosotros los folcloristas y promotores que ayudamos a difundir y dar a conocer nuevos talentos se olvidan de quien los ayudo despues,pero eso a mi mas bien me llena de satisfacion por ayudarlos y que sigan mejorando en este difícil mundo


@ElbaRomeroLopez







1 comentario:

  1. Comparto plenamente lo expresado en este trabajo y -para variar- añadiré algo:

    En efecto, José Luís Rodríguez cosechó aplausos, éxito y dinero con ese híbrido del SEIS NUMERAO (Compuesto por Víctor Vera Morales como PALABREO DE LA NUMERACION, convertido en Joropo con música del folklore) y EL PAVO REAL (autoría de César Arrechadera, quien se acompañaba con la guitarra en sus presentaciones como César del Avila, y que en alguna oportunidad fue Agregado Cultural de Venezuela en Chile).

    Personalmente vivo en un constante peregrinar investigativo, para evitar -en lo posible- que se desvirtúen, omitan o pierdan los créditos de autores e intérpretes.

    ResponderEliminar