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sábado, 24 de mayo de 2014

Los cocheros de Caracas





Sueño Caraqueño
http://youtu.be/xgihnB8TDno
Billo´s Caracas Boys
Voz Memo Morales

Caracas de 1888/www.venezuelatuya.com



 “SUEÑO CARAQUEÑO”

“Han cambiado mi Caracas compañero
Poco a poco se me ha ido mi ciudad
La han llenado de bonitos rascacielos
Y sus lindos techos rojos ya no están

Los pasteles del Tricás después de misa
El Pampán de Gradillas a Sociedad
Los vermuts los domingos por la tarde
Donde toda la cuerdita iba a bailar

Se acabó la media lisa de Donzella
Jaime Vivas y el Trianón se fueron ya
Ni la India ni la Francia y la Atarraya
Perecito en Palo Grande ya no está

Ya no queda ni el Roof Garden ni la Suiza
El frontón de Jai a lay no existe ya
Las muchachas ya no van por La Planicie
Y a Los Chorros casi casi nadie va... "



En la Caracas de antaño, con sus calles empedradas, hubo muchos cocheros cuyos nombres de pila se perdieron tras apodos diversos, decidores de alguna cualidad, algún rasgo identificativo  o forma de ser.  Pescuezo e' pavo, Rey del Cobre, Mascavidrios, Forro e' urna, Gelatina, Taparita, Padre Eterno, Rabanito, Monseñor, Tantalo, Morrongo, fueron algunos de esos cocheros.
Con ellos también convivió Taparita, otro de los cocheros que con sus carruajes utilitarios recreativos recorrieron Caracas en el siglo XIX. Todos ellos conducían sus coches tirados por caballos, vestidos elegantemente, tanto que uno de esos aurigas le llamaban El Elegante, y de él decían que “tenía que quitarse las mujeres a sombrerazos”. También andaban muy bien perfumados, a excepción de aquellos de menos rango, que usaban pachulí.
De todos estos aurigas, el único que trascendió hasta mediados del siglo XX con nombre y apellido fue Isidoro Cabrera, de quien se recuerdan hasta los nombres de su coche y sus caballos. Isidro, su coche La Lechuza y sus caballos permanecen en el inconsciente colectivo como una estampa genuina de la Caracas de aquellos lejanos tiempos. Todos ellos estacionaban sus coches, que tenían sus respectivos nombres, en las esquinas céntricas de Caracas.
Isidoro Cabrera tenía su parada en la esquina de Monjas a San Francisco y algunas veces lo hacía en los alrededores del Capitolio o en la Plaza Altagracia. Otra parada era en la esquina de Ña Romualda. Ahí hubo un martes de carnaval una pelea a muerte donde murió El Elegante, cuentan los cronistas, entre ellos, Lucas Manzano y Oscar Yánez
Isidoro y sus compañeros de oficio recorrieron las calles empedradas de Caracas, hasta que los coches tirados por caballos -lechuza, en el argot popular - comenzaron a desaparecer con la llegada del tranvía, medio de transporte que se usó en Caracas desde el segundo mandato de Antonio Guzmán Blanco (fue presidente de Venezuela en tres ocasiones (1870-1877, 1879-1884 y 1886-1888), quien autorizó el funcionamiento de la primera empresa de tranvías tirados por caballos, la cual comenzó a operar en 1884.
En 1907 estos tranvías se sustituyeron por los eléctricos. En los primeros años del siglo 20 los parroquianos caraqueños acostumbraban pasear por la ciudad en esos coches tirados por caballos, especialmente por la urbanización El Paraíso, recién inaugurada por aquellos días. Otros sitios de paseo de los caraqueños eran El Calvario, La Candelaria o Gamboa.
Los coches halados por caballos comenzaron a desaparecer con la llegada del tranvía, el tren, los automóviles y los autobuses, recuerdan los cronistas caraqueños. Sólo Isidoro se mantuvo al frente de su nuevo carruaje que le regaló el General Ignacio Andrade, presidente de la República, (derrocado el 19 de octubre de 1899 por Cipriano Castro y su revolución restauradora).

El nuevo coche fue un Victoria inglés que recorrió Caracas hasta 1993 cuando murió Isidoro Cabrera. 


Isidoro y uno de sus caballos www.noticierodigital.com


Treinta y un tranvías corrían sobre las calles de Caracas en 1891.




Frutero 2





@ElbaRomeroLopez


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