A
propósito del renombre y espacio que le están negando a músicos y compositores
venezolanos:
Maestro
arpista, usted que toca
Cuatrista
que puntea y charrasquea
Bajista
usted también
Y
usted, maraquero que se luce en el chis chás
Conjunto es, según la
definición, unido, ligado, junto, mezclado, combinado. Desde el punto de vista
musical Conjunto es acoplamiento, conjunción, ensambladura, articulación y
ajuste, entre otros muchos sinónimos. Es, definitivamente, un conjunto, que es
a la par, un todo.
Si ese conjunto no suena bien, no hay
conjunción, no hay acoplamiento, no hay sintonía que es igualmente ensamble. En
Venezuela los conjuntos suenan muy bien, hasta en forma magistral; están
perfectamente acoplados en un 99.9 por ciento.
Hablando en términos de música llanera
el conjunto que acompaña en toda pieza musical es
la columna vertebral del todo, que incluye al cantante (voz masculina o
femenina), el autor o autores de la letra y la música. Voces a capella, también
hay, como no. Muy buenas. Destacadas, pero…
Todos tienen sus créditos, tienen su
espacio. Dénselos. Que cobren sus regalías; son suyas, les corresponden. Todos
hacen un trabajo. Realizan un gran esfuerzo porque sea un magnífico trabajo. Es
su forma de empujar la carretera para llegar hasta la cima. Está allá arriba,
ya la divisan. La verán. Llegarán a esa cima. Y plantarán la bandera tricolor
en ella.
Músicos y compositores se saltan todos
los obstáculos para cumplir esa meta, sin mucha más aspiración que lograr el
reconocimiento, el aplauso, de sus seguidores –los tienen-, y si no los tienen
porque nadie los conoce, precisamente porque no se los está dando a conocer,
tan pronto como los escuchan, enseguida los tienen de a montón. Hay que
nombrarlos.
Además, nombrar a los integrantes del conjunto, cantantes y compositores es
ley de la República que no se está cumpliendo. Existe una Ley de Derecho de
Autor, ley de la República, que dice dada, sellada, firmada, rubricada, al pie
de este texto legal, donde también se lee perfectamente: ¡Cúmplase!
No estamos cumpliendo esa Ley. Ni en radio ni en televisión. Ahora también
se quiere seguir sin darles sus créditos a través de los demás medios masivos
de comunicación relativamente nuevos, muy avanzados, que son de uso diario.
Comentario aparte, hasta los niñitos lindos lindísimos, chiquiticos, tienen
Facebook (ayayay Maracay, los padres ¿saben con quiénes interactúan sus hijos
chiquirriticos en la gran red? ¡Ojala! Es mejor que así sea).
Hasta quien sirve el café tiene su espacio en ese todo, en ese conjunto, y
merece que se le reconozcan sus créditos. Incluso una palmadita en el hombre
sirve. “Si así lo hicieren que Dios y la
Patria os lo premien, si no que os lo demanden”, se dice cuando se
juramenta a un funcionario público.
Yo creo que si así no lo hicieren, que esa persona no les haga más café.
Que no les dé ni agua, el agua que nunca se le niega a nadie, ni siquiera a un
sediento.
¡Caramba!
No embrome.
¡No
venga!
Elba
Romero López