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domingo, 2 de junio de 2013

Poetas y la vigencia de su poesía




Píntame Angelitos Negros
(y otros poemas)
María Teresa Acosta /Rafael Briceño
http://youtu.be/UoQsLL5J4BQ
Album: El Poeta de Venezuela
María Teresa Acosta /Rafael Briceño/Enrique Benshimol 
Archivo Personal: Por radiar

ANDRÉS ELOY BLANCO y su obra tienen plena vigencia en el devenir histórico cultural de Venezuela y más allá de las fronteras nacionales, en toda la literatura universal. El poeta del Pueblo es más que un apodo suyo, una forma de hacer y perdurar en el inconsciente colectivo del país.
Puede decirse que AEB “todavía camina con nuestro pueblo, identificado con él, por calles, avenidas, parques, plazas, municipios, edificios, escuelas, donde su nombre identifica a un personaje que el venezolano se apropió y lo considera suyo aun hoy.
Su obra y él mismo persisten y sigue vigente su acción en la dinámica diaria de nuestra vida, y persistirá con vigencia en el futuro cuando se haga la historia de muchas facetas de nuestro devenir social, que aún tienen que afianzarse en esa historia.
Los partidos de masas, el parlamentarismo, la oratoria, el municipalismo, la educación y la política, el sentido humano de la democracia, el papel y vigencia de nuestros próceres, plasmados en su obra poética, literaria y en su actuación, garantizan esa plena vigencia actual del gran poeta cumanés.
“En la historia de esos avatares de la vida de nuestro país, el nombre de Andrés Eloy Blanco se proyectará en grande, por su aporte y el significado de su acción”, dicen –y es verdad- los estudiosos de su obra.
Andrés Eloy Blanco habló, escribió y dijo cosas diversas, que calaron profundamente en el pueblo; y escribió con acento tan popular que expresó una completa identificación entre pueblo y escritor, y cuando cualquier venezolano, en cualquier momento ojee una página de su vasta obra establecerá inmediatamente una corriente de simpatía e identificación con ella.
Porque para Venezuela, Andrés Eloy Blanco no fue sólo el poeta cuyo canto oyó, aprendió y repitió, sino también un gran escritor y un gran orador, cuya palabra resonó con brillantez y brío en el periódico y en la plaza pública  en horas de efervescencia política, cuando el país buscaba afanoso nuevos derroteros.
Andrés Eloy Blanco fue fundamentalmente un hombre de pueblo, genuino, vernáculo, consustanciado con su tierra, con la gente de su tierra, con los dolores y alegrías de la gente de su pueblo.
La obra de Andrés Eloy Blanco, intelectual y humana, lo inscribe en la historia venezolana como uno de los más prestantes y significativos venezolanos de todos los tiempos. Ella asegura su persistencia en el recuerdo y reconocimiento de las nuevas generaciones, y proyecta su vigencia hasta los tiempos actuales”, recalcaba  Gilberto J. López años atrás.
Para el común, Andrés Eloy Blanco es simplemente, Andrés Eloy quien, para decirlo en términos de su propia obra literaria, todavía anda en su cayuco, cayuqueando por nuestro golfo, por nuestras costas, en el descanso de sus bahías o enfrentando vigorosamente la borrasca del chubasco; todavía anda Andrés Eloy en su piragua, piraguando por ríos y lagunas, caños y esteros, compartiendo con pescadores e indios el canto de la faena y la esperanza del futuro promisor.
Sucede que Andrés Eloy Blanco aún no ha tomado la barca del olvido. “No va ya en la barca del olvido”. Nunca lo hará.
Andrés Eloy Blanco todavía camina con su pueblo, identificado con él, por calles, avenidas, parques, plazas, municipios, edificios, escuelas, donde su nombre identifica a un personaje que el venezolano de hoy considera todavía como uno de los suyos.

"Caracas fue la cuna
Y Angostura la eternidad.(Poema Evocación del indio)
  
Casa del Congreso de Angostura

Angostura
(...) Y cuando subió la escalera,
Hacia la cumbre del congreso,
Y cuando volvió hacia la playa
Con la república en el pecho,
¿Qué fue, Orinoco, aquella luz
Que te encrespó los músculos y te erizó los nervios
Y sacudió tus hondas fibras
Desde la planta de Maipures hasta el puño de Macareo?
¿No era la patria acaso? ¿No era la patria misma?
La patria secular que te nació en tu seno
Y vivirá en los siglos, eterna como el mundo,
Porque si un día se nos muere te devolverás del océano.
  
Casiquiare
  
Ciudadano venezolano,
Casiquiare es la mano abierta del Orinoco
Y el Orinoco es el alma de Venezuela,
Que le da al que no pide el agua que le sobra
Y al que venga a pedirle, el agua que le queda.
Casiquiare es el símbolo
De ese hombre de mi pueblo
Que lo fue dando todo, y al quedarse sin nada
Desembocó en la muerte, grande como el océano.
  
Canto de los hijos en marcha
(...) Madre, si me matan, no me entierres todo,
De la herida abierta sácame una gota,
De la honda melena sácame una trenza;
Cuando tengas frío, quémate en mi brasa;
Cuando no respires, suelta mi tormenta.
Madre, si me matan, no me entierres todo.

Y una palabra: justicia
Escriban sobre la tumba
Y un domingo, con sol afuera,
Vengan la madre y las hermanas
Y sonrían a la hermosa tumba
Con nardos, violetas y helechos de agua
Y hombres y mujeres del pueblo cercano
Que digan mi nombre como de su casa
Y alcen a los cielos cantos de victoria,
Madre, si me matan. (Mayo de 1929)
  
Evocación indígena

Recordad la primera lección:
Nos dice que Colón nos descubrió en su tercer viaje
Y habla de las corrientes aquellas que detuvieron a Colón.

En una mano tiene un arco y con veinte flechas dispara,
Y luchan las tres naves por avanzar y en vano
Porque en el delta le rechaza

Caracas fue la cuna
Y Angostura la eternidad.
Por los montes andaba la patria sin bautismo,
Cuando llegó a los llanos, curva de caminar,
Y entre tus aguas se fundió contigo
Y fue contigo un solo llanto y un solo rugido tenaz.
Y bajaste con ella. Te cabalgó. Su trenza
Era la espiga del escudo y tú eras el caballo sin paz.

Surcaste las tierras crucificadas
Y en Angostura le diste tu agua lustral
Y seguiste con ella: ¡allá va la república!
Y en las bocas se hace veinte patrias más
Y se asoma a tus veinte labios
Cuando se va acercando al mar
Y el mar alza en hostias su mejor espuma
Y en las veinte bocas te pone sal.

Padre del agua, Orinoco de las siete estrellas:
Cayó en tus aguas mi parábola
Como un llanto en el fondo de una mano abierta.
Si el mar te bautiza con la sal del mundo,
Río de la patria de las siete estrellas,
Mi parábola desnuda,
Mi llanto manado de una herida nueva,
Te caiga en el fondo y a la mar se vaya
Y en el mar se espume y suba en la niebla
Y en la nube viaje
Y en la montaña llueva
Y salte en la fuente y a tus aguas torne
Y arda en el brasero de tus siete estrellas

(Aguas del Orinoco, noviembre de 1927)
  
La barca futura
  
Río de las siete estrellas,
Camino del libertador,
Sangre del corazón de América,
¡Aorta que no sale del corazón!

Río delgado de las fuentes
Río colérico de los saltos,
Río de las siete estrellas,
Que en la fuente no llenas el hueco de las manos
Y luego eres el sueño de un mar sin continencia.

Río brujo, que te pintas de todos los cielos,
Río de La Urbana, planicie pampera,
Río de San Félix, solución de gloria,
Río de Angostura, cauce de la guerra,
Río de Barrancas, río de pensar
Cómo puede haber tanta agua en la Tierra,
Río de nuestra esperanza,
Cuando la esperanza sea
Río de nosotros, nuestro espejo mismo,
Espejo de esta alma nuestra,
Por la cual, incansable como tú de horizontes,
Trasudamos en vueltas y revueltas.

No he de poner mis manos sobre tu lomo,
No he de pintar tus riberas,
Que si en la izquierda tienes el corazón de las ciudades,
En la derecha levantas el brazo de las selvas;
No he de tocar tus aguas, tus millones de gotas,
Que son el diezmo de las cumbres para el culto de las praderas,
No he de caminar por tus ondas,
Que ya vendrá el Maestro caminando por ellas.

Sólo quiero ensanchar los ojos
Hacia el desfile futuro que por tus aguas navega
Y hacia el desfile del pasado,
Hacia la realidad y la promesa,
Hacia la barca de Antonio Díaz
Y hacia el hondo sueño en que sueñas
Con la proa del acorazado,
Como los niños campesinos con su vapor de cuerdas,
Con el barco de acero
Que avance hacia tus fuentes aureolado de velas
Y parada en el tope la paloma del Iris,
Abierto el pecho por tus siete estrellas. 

La parima y las fuentes
 
  
La parima es el sueño faraónico
Y la piedra de Moisés,
El panal negro de la hermana,
Que el hermano Francisco no vino a conocer.
Catedral del misterio, sierra del sur, ignota,
Lengua escondida de la voz del agua,
Párpado mal cerrado de Dios, que deja ver
La hebra azul de una mirada.

Yo soñé para tu gloria,
Río de la patria,
Escribir una palabra esencial
En la hoja de la sabana,
Mojando en tus fuentes oscuras
El aguijón celeste de una pluma de garza.
Pero sólo encontré mi sangre,
Con su rojo tenuado por la mezcla de las lágrimas.

Sin embargo, te ofrecí venir
¡Y en tu camino estoy!
Tú saldrás de tus fuentes: el dios de la parima,
El dios indio te abrirá la puerta
De su gran casa oscura; el viejo dios
Te dejará venir como todos los días
Y en tu camino estaré yo
Tú sales de las manos de tu montaña,
Como sale un milagro de la mano de Dios,
Como todas las noches, de la jaula del cielo
Se escapa y va a los campos el pájaro del Sol.
  
Los tributarios

Siete caballos, como traílla,
Sin rienda ni silla,
Por siete caminos vienen en tropel;
Como una traílla de grandes mastines,
Espesos de espumas, de nervios, de crines,
Los siete caballos llegan hasta él.

Él les ve llegar:
El primer caballo le ofrece sus ancas
Para cabalgar,
El segundo, dale sus espumas blancas,
Como las del mar,
El otro, en la floja nariz que palpita
Le da un humo blanco con calor de hogar,
El cuarto se encabrita
Y el quinto relincha, de azogue el ijar
Y el sexto murmura y el séptimo grita
Y el Orinoco es todo lo que llega al mar.

Los cuatro primeros
Son la guardia de las fuentes,
Los sacerdotes de la palabra secreta,
La trinchera del indio, cuatro potros inmóviles
En las cuatro esquinas de su tumba abierta.

Guardajoyas del misterio:
El Caura y el Guaviare y el Vichada y el Meta,
Antemurales de la Tradición,
Caballos de San Marcos de los ríos de América.

El quinto es la piedra que va monte abajo,
Potro desbocado, cola y crines negras,
Piedra de diamante,
Luminosa piedra.

Camino arduo de los conquistadores,
Zarzal de la limpia rosa misionera,
Breñal por donde se mete
El Cristo buscando ovejas,
Milagro de la conquista,
Caroní, Bucéfalo de América.

El sexto es un caballo alegre,
Con el anca nevada de una garza llanera;
Vio el engaño del yagual
Y la astucia de las queseras,
Buen amigo de Ulises, el Arauca de plata
Fue el Caballo de Troya de los ríos de América.

Y el séptimo fue el río que bajó de los Andes
Y cruzó el llano, espoleado por la leyenda,
En el lomo le floreció un centauro
Injerto del tritón, que tomó las Flecheras,
Caballo del prodigio, cimarrón de la hazaña,
Apure es el Pegaso de los ríos de América.

Y a ti vinieron los siete caballos
Y entraron los siete por tus siete estrellas
Y tus siete heridas se te iluminaron
Cuando detuviste tu carrera,
Porque un hombre triste se aferró a tu lomo,
Y sentiste sus manos fuertes como dos riendas
Y marchaste con el hombre triste
Que te pesaba como un mundo, ¡y tan pequeño como era!
Y así fue que en tu espalda marchó Alonso Bolívar
Y fuiste el Rocinante de los ríos de América.
 



Un invitado:

Federico García Lorca
DE NEGRO VA LA SEÑORA
SIEMPRE VESTIDA DE NEGRO
Y NO ES POR SU MARIDO
QUE HACE RATO QUE SE HA MUERTO.
LLEVA LUTO POR LA PATRIA
QUE ELLA HA IDO PARIENDO,
DESTRUYENDO CON SU IRA
LO QUE OTROS ERIGIERON.

MUJER SIN CONCIENCIA ALGUNA,
VACÍA DE AMOR O AFECTO,
NO ACEPTANDO UNA OPINIÓN,
UNA PALABRA, UN CONSEJO.
ABRIGA SU SOLEDAD
ACUMULANDO DINERO,
POBRE, POBRE ESTA SEÑORA
QUE NO TIENE NADA BUENO.

VA CAYENDO POCO A POCO
SU DELIRIO SE AGIGANTA
Y YA SE SIENTE UNA REINA
RODEADA DE ORO Y DE PLATA.
CON SUS SUBDITOS AL PIE
TODOS CON CABEZA GACHA
Y ELLA UNA DIOSA SE CREE
Y VA CON LA FRENTE ALTA

¿NO SE CANSARA –PREGUNTO-
DE DISCURSEAR CON TAL SAÑA
CARGANDO LA TINTA EN COSAS
QUE NO TIENEN IMPORTANCIA?
¿NO SE MIRARA AL ESPEJO
Y DIRA¡ QUE ESTOY HACIENDO¡
ESTOY CANSADA QUE SIEMPRE
ME DIGAN LO QUE YO QUIERO.

LA LOCURA DEL PODER
LA CODICIA Y LA AMBICIÓN
LLEVADAS A TAL EXTREMO
UN FINAL HA DE TENER.
PORQUE AL LLEGAR TAN ARRIBA
ESTA SOBERBIA MUJER,
SOLO UNA COSA LE QUEDA
Y ES SIMPLEMENTE… CAER.

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