CARACAS, El AVILA Y SUS ALREDEDORES - Johnny Diaz
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Los indios le llamaron Wuaraira Repano
y también Wariepano,
vocablo que significa lugar de dantas. Luego de la fundación de Caracas, parte
de la montaña fue cedida al Alférez Mayor de Campo Gabriel de Ávila en 1575. En lengua Caribe también significa “Sierra Grande”. Un día los parroquianos de
Caracas y sus alrededores comenzaron a llamarlo Cerro de Ávila, nomenclatura que
años más tarde pasó a ser Cerro El Ávila, e indistintamente se le dice de
manera popular El
Ávila o Cerro Ávila.
La
junta de gobierno provisional presidida por Edgar Sanabria lo declaró Patrimonio Nacional, mediante el Decreto No 473, del 12 de diciembre de
1958, publicado en la Gaceta Oficial No 25.841 del 10 de diciembre anterior. En
1974 este decreto fue nuevamente modificado mediante el Decreto 114 del 26 de mayo de 1974, el cual añadió 19.000 hectáreas
a las 66.192 que tenía de superficie.
Posteriormente fue
modificado otra vez con una reforma parcial durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, debido a, entre
otras cosas, “errores materiales y de cálculo” que no dejaban en claro los
límites del parque. Esta reforma se hizo a través del Decreto No 1215 del 2 de noviembre de 1990, publicado en la Gaceta
Oficial No 34.665 de 28 de febrero de 1991.
El Ávila es el pulmón
vegetal de Caracas, ubicado en la cordillera de la Costa, donde se extiende en 85.192
hectáreas. El Ávila es la cima de menor altura de la cordillera, entre sus
cuatro cúspides más altas, que son:
Pico Naiguatá - 2765m. (9072 pies)
Pico Oriental - 2640m (8662 pies)
Pico Occidental - 2480m. (8137 pies)
Pico El Ávila - 2250m. (7382 pies)
En
1999, en medio de torrenciales aguaceros, ocurrió el deslave de la vertiente
norte del cerro que afectaron a numerosas localidades costeras. Hubo centenares
de heridos y muertos en lo que todos llaman desde entonces como la Tragedia de
Vargas. @ElbaRomeroLopez
En la cima del Ávila foros.monografias.com
Hay días cálidos como la primavera, pero también hay noches frías como el invierno.
Los hijos... que nos dan tantas lecciones de humildad, de sencillez, de inocencia, de capacidad de asombro, de poder aprender cosas nuevas todos los días... con esas sonrisas y esos ojos que nos dan tantas cosas con solo una mirada, con una caricia de sus manos tan limpias de todo.
A veces no tenemos el valor de asomarnos afuera de nuestra esfera y ver que hay cosas hermosas que mirar, y ver que de las cosas no tan hermosas, también se puede aprender.
