El 26 de octubre se cumplieron 147 años del nacimiento del doctor José Gregorio Hernández, a quien sólo le falta un milagro comprobable para que finalmente se dé su canonización.
José Gregorio Hernández Cisneros, nombre recibido en la pila bautismal, nació en Isnotú, estado Trujillo. Hijo del matrimonio de Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla, de ascendencia colombiana y española (canaria), respectivamente.
y José A. Cisneros M. Estudió bachillerato en Caracas, ingresó a la Universidad Central en 1884, donde se graduó de médico en 1888.
y José A. Cisneros M. Estudió bachillerato en Caracas, ingresó a la Universidad Central en 1884, donde se graduó de médico en 1888.
Iba a empezar a ejercer su profesión en Caracas, cuando gracias a una beca del gobierno de entonces, encabezado por el presidente Juan Pablo Rojas Paúl, viajó a Europa para estudiar en Paris algunas materias de las cuales no se tenía gran conocimiento en Venezuela.
En la Universidad de París, el doctor José Gregorio Hernández estudió las especialidades de Microbiología, Histología Normal, Patología, Bacteriología, microscopia y Fisiología Experimental. Y se convirtió en un asiduo visitante y profesional en el laboratorio del doctor Charles Richet y del Dr. Strauss.
Al terminar sus estudios en París, el doctor Hernández Cisneros pidió permiso para continuar en Berlín estudios de Histología y Anatomía Patológica y seguir un nuevo curso de Bacteriología. A su regreso al país trajo a Venezuela, por órdenes del gobierno, todos los instrumentos necesarios para la creación de un laboratorio de fisiología experimental, que se establecería en el Hospital Vargas de Caracas.
Con los equipos traídos de Europa y el haber convertido al Laboratorio Nacional en una réplica del hospital de la Universidad de París, el doctor José Gregorio Hernández colocó a Venezuela al mismo nivel de hospitales del primer mundo en aquellos años del siglo diecinueve y primeras décadas del XX. A él se debe también la introducción en Venezuela del microscopio.
Formador de futuros científicos
Terminados sus estudios en Europa este científico venezolano se dedicó a la docencia en la Universidad Central de Venezuela, donde dictó las cátedras de Histología Normal y Patología, Fisiología Experimental y Bacteriología, entre los años 1981 y 1916.
Su cátedra más importante y a la cual se dedicó con ahínco fue la de Bacteriología, una materia de gran importancia en aquellos años en los cuales le correspondió ejercer la medicina. Hernández Cisneros fue el creador de la cátedra de Bacteriología, la primera en su tipo fundada en toda América Latina.
Entre sus alumnos en la UCV, donde el venerable José Gregorio Hernández fundó una escuela de investigadores, estuvieron el sabio Rafael Rancel fundador de la Parasitología en el país; y Jesús Rafael Risquez, su sucesor en las cátedras de Bacteriología y Parasitología. Estos científicos y otros muchos que fueron alumnos del doctor José Gregorio Hernández Cisneros han desempeñado un importantísimo papel en la medicina venezolana.
El doctor José Gregorio Hernández hablaba español, inglés, francés, alemán, italiano, portugués, dominaba el latín y tenía amplios conocimientos de teología. Además era músico, filósofo y poseía una extensa cultura. Puntualidad era otra de sus cualidades.
El médico de los pobres
Su vida profesional en Caracas la inició en La Pastora, donde vivía y ayudaba a todo el que lo necesitara. Atendía con especial solicitud a los pobres e, incluso, él mismo les compraba los remedios a aquellos que no tenían recursos para adquirirlo. Por esa razón se le conoció como el Médico de los Pobres.
Vivió en Caracas desde los 13 años, cuando dejó su Trujillo natal para estudiar en el Colegio Villegas, en donde obtuvo el título de Bachiller en Filosofía. Desde allí comenzó a destacarse hasta ingresar en la Facultad de de Medicina de la Universidad Central de Venezuela.
La muerte del venerable José Gregorio Hernández, ocurrió el 29 de junio de 1919, en la esquina de Amadores, en La Pastora, donde fue atropellado por uno de los pocos automóviles que en ese entonces había en Caracas. Murió al golpear su cabeza con la acera. Había salido a comprar una medicina para el paciente que estaba atendiendo a domicilio.
Rondando la iglesia
Desde su repentina muerte, en Venezuela y el exterior se ha generado un culto alrededor de su personalidad, que llevó a que en 1949 El Vaticano comenzara su proceso de canonización y beatificación. En Venezuela se le considera un santo, aunque todavía el Vaticano no haya terminado el proceso de beatificación y canonización; y que desde el año el año 1986 tiene el título de Venerable, paso previo a la beatificación.
Actualmente existen numerosos testimonios de personas que aseguran haber sido curadas por el Doctor José Gregorio Hernández. Muchos de éstos, coinciden en que los milagros son realizados en momentos oníricos del paciente. Durante el sueño, ocurren cirugías y todo tipo de curas mágicas que cada día agregan más devotos a este trujillano, nacido el 25 de octubre de 1864, en la localidad de Isnotú.
Durante su vida, se vio muy ligado a la religión católica, no sólo por sus inclinaciones humanitarias y en pro de los desvalidos, sino por sus inclinaciones humanitarias y por sus repetidos intentos por convertirse en sacerdote. Este deseo no se materializó por motivos de salud. Sin embargo, permaneció durante diez meses, en 1908, en la Cartuja de Lucca (Italia), donde intentó llevar una vida monástica, que los cuarenta y cuatro kilos de peso de su cuerpo no resistieron.
Debió abandonar la vida monástica. Durante su vida en el monasterio de La Cartuja, a José Gregorio se le conoció como el hermano Marcelo. En 1909 ingresó al seminario "Santa Rosa de Lima” en Venezuela, el cual abandonó para hacer su último intento por pertenecer a una congregación, y con ese fin regresó a Italia, en 1913, para ingresar en el Colegio Pío Latinoamericano de Roma y continuar la carrera en el monasterio. Pero una vez más debió abandonar la vida religiosa y volver a Venezuela para protegerse de una afección pulmonar.
Oración al Doctor José Gregorio Hernández
Oh Dios misericordioso, que te has dignado escoger a Venezuela para ser la Patria de tu siervo JOSE GREGORIO, quien prevenido por tu gracia practicó desde niño las más heroicas virtudes, en especial una fe ardiente, una pureza angelical y una caridad encendida, siendo ésta la escala por la cual su alma voló a tu divino encuentro cuando recibiste el holocausto de su vida.
Concédenos que brille pronto sobre su frente la aureola de los santos, si es para tu mayor gloria y honor de la Santa Iglesia. Te lo pedimos por los méritos de Cristo Nuestro Señor. Amén.