A través de los siglos el hombre ha usado diversas formas para expresarse; una de ellas, los refranes, forma de expresión que en el caso de Venezuela es una herencia de España.
Muchos de los refranes venezolanos están plasmados en la obra cumbre de la literatura española, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, escrita en el siglo 17 por Miguel de Cervantes y Saavedra.
A lo largo de Don Quijote se leen muchísimos refranes usados en el quehacer diario de España y Venezuela y utilizados por Miguel de Cervantes en esta obra, poniéndolos en boca del Ingenioso Hidalgo, Sancho Panza y otros personajes, con lo cual el escritor “pinta” una costumbre muy española, heredada por Venezuela y los demás pueblos conquistados, como por ejemplo:
La codicia rompe el saco,
Puso los pies en polvorosa
Una golondrina no hace verano
No mentar la soga en casa del ahorcado
Muchos refranes españoles pasaron a Venezuela en su forma original, aunque otros tienen pequeñas variaciones. Por ejemplo:
Tanto va el cantarillo a la fuente hasta que se quiebra, se dice en España; y en Venezuela es tanto va el cántaro al agua hasta que se cae y se rompe..
En España es sin decir esta boca es mía; y la chispa criolla lo convirtió en sin decir ni pío.
Una extensa muestra de refranes venezolanos se recogen en muchas composiciones venezolanas inspiradas en este tema, como por ejemplo en el Contrapunteo de los Refranes, grabado por Angel Custodio Loyola y Adilia Castillo, La Novia del Llano. Es una pieza que es una verdadera joya de nuestro folklore.
Otros refranes españoles llegados a Venezuela tomaron identidad criolla, como por ejemplo: Lo que nada nos cuesta, hagámoslo fiesta, equivalente al refrán español, usado por personajes de Don Quijote “Lo que cuesta poco, se estima en menos”.
Al mal tiempo, buena cara es otro refrán muy usado en Venezuela, y significa hacer frente con optimismo y fe, a los problemas, en tanto que el que madruga coge agua clara y el que pega primero pega dos veces indican que en todo negocio o trabajo es mejor adelantarse, tomar ventajas.
El que nace barrigón, ni que lo fajen chiquito indica que es imposible torcer el rumbo de la naturaleza y expresa dudas de que una persona modifique su conducta. Equivale a otro adagio que sentencia que árbol que nace torcido, nunca su tronco endereza.
En rastrojo viejo siempre hay batatas es un refrán equivalente al que dicen que donde hubo fuego, cenizas quedan.
Sin cuenta
Es amplísimo el repertorio de refranes venezolanos, a tal punto que el escritor José Jesús Garcia Salas recogió más de seiscientos adagios en su libro Los Refranes y el Quijote de Cervantes. El refranero venezolano, editado en 1988.
Otros muchos refranes distintos a los menciondos por García Salas, recoge el escritor venezolano Rafael Olivares Figueroa en su obra Folklore Venezolano, editado en 1988. También en el libro Encuentro con Nuestro Folklore, escrito por Luis Arturo Domínguez, se recogen muchos de los refranes recopilados por los investigadores antes mencionados y otra gran cantidad de adagios diferentes.
Loro viejo no aprende a hablar es otro refrán muy conocido en Venezuela, y es usado principalmente por las personas mayores cuando se trata de aprender una nueva especialidad, profesión u oficio. Piensan que si de jóvenes no lo aprendieron, menos lo harán de viejo.
También se usa mucho en el país el refrán hijo de gato caza ratón, parecido al que sentencia de tal palo, tal astilla, para indicar el parecido del hijo respecto al padre en la forma de actuar o de pensar.
Va pa´l cielo y va llorando, el niño que llora y la madre que lo pellizca, el que nació para triste ni que le canten canciones, son otros refranes de uso corriente en el país. Bueno es cilantro, pero no tanto, dice otro adagio criollo, para indicar que no se debe abusar de la confianza.
Es muy similar al refrán ni tan calvo ni con dos pelucas, que aconseja que todo debe estar en su justa medida, equilibrado, ni mucho ni muy poco.
Los refranes son fuente constante inspiración para los cantantes y compositores venezolanos, quienes han grabado una gran cantidad de joropos, como la serie de Refraneros (Nº 1, 2, 3, etc.) que llevó al acetato el cantautor apureño Jesús Moreno, entre otros muchos artistas del canto criollo.
Por lo pronto me atrevo a aconsejarles prudencia y que tomen sus precauciones, porque ya saben que solo con burro amarrado está la leña segura. Y “el que no llora no mama, así esté entre las paría”s.
- Por si acaso, A mí no me hablen de aguja que la que cose es María
No hay comentarios:
Publicar un comentario