Observa las cascadas… Si les retiráramos las piedras de su camino, perderían su canción. Son los obstáculos que hacen que nuestras aguas prosigan. Ninguna roca, por más dura y resistente que sea, es capaz de detener el agua. Esta tiene la sabiduría para contornarla y seguir adelante, con la fuerza de la suavidad…
Nada es más suave y al mismo tiempo tan fuerte como el agua, que fluye firme y lentamente, con la sabiduría de tener el mismo destino del hombre: seguir adelante.
Así también es nuestra vida. Los obstáculos existen para hacernos caminar cada vez más firmes, más determinados, totalmente entregados, confiados en la existencia. Fe y rendición.
Por tanto, cuando el sufrimiento toque a tu puerta, no te lamentes ni te inquietes, sé apenas un testigo de tu dolor. Siéntete un privilegiado, porque después de las batallas resurge el alma.
Frente a cualquier problema que te parezca sin solución, asume una actitud inteligente, a tu favor: respira…
Cuanto menos una persona parezca merecer tu amor, es quizás cuando más lo necesita. Perdona, perdona cuantas veces sea necesario, libera tu corazón de resentimentos, ábrete a nuevas emociones…
Sé flexible como las flores y como las mariposas cuando enfrentan el fuerte viento… y siente todos los perfumes. Extiende tu mano y ofrece tu comprensión y tu amor. Vinimos a este planeta para aprender a amar. Tan solo eso.
Entonces, ¡ama!... Poco o mucho, no importa. Lo importante es amar siempre. Solo el amor realiza la maravillosa magia de multiplicarse cuando es dividido.
Nada en este mundo tiene sentido si no tocamos el corazón de las personas. Seamos como el agua, podemos contornar las piedras del camino y usarlas para mantener bella la canción de nuestra vida. Podemos aprender y crecer con los duros golpes y también lo podemos hacer con los toques suaves en el alma.
Desconozco el autor
Revista Siempre Feliz
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