Historia de los carnavales en Venezuela
El Dios Momo Carnavales de Caracas 1950
http://youtu.be/ZaOn5STm94I
El carnaval es una fecha movible que se celebra entre febrero y marzo de cada año. Es una temporada de alegría, de celebración. Más datos acerca de esta celebración que es también una tradición en Venezuela, les dejo lo que compartió en FB el amigo virtual nuestro (suyo y mio) J. M Hernández.
Buenas noches a mi familia grande de facebook...
En Venezuela la tradición llegó junto con la conquista y se practicaba la costumbre de jugar con agua y todo tipo de sustancias como huevos, azulillo, etc. Con la llegada del Obispo Diez Madroñero a Caracas, en el siglo XVIII, los carnavales se convirtieron en tres días de rezos, rosarios y procesiones, por considerar el Obispo que eran fiestas pecaminosas.
Al arribar el Intendente José Abalos, volvió nuevamente el carnaval a Caracas, aunque de forma más refinada, celebrándose con comparsas, carrozas, arroz y confites, dejándole a los esclavos y a la plebe los juegos con agua y sustancias nocivas.
El juego del carnaval con agua, harina y otras sustancias nocivas, era de una violencia considerable, además de los bailes callejeros, entre los que resaltaban el fandango, la zapa y la mochilera que permitían entre hombres y mujeres contactos físicos inaceptables para la moral entonces vigente.
Durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, se celebraron elegantes celebraciones. Este presidente se propuso acabar con la constante agresión del carnaval con agua y darle paso, a través de la celebración, a un carnaval con numerosas comparsas y fiestas de disfraces.
Durante el mandato de Guzmán Blanco la fiesta adquirió características diferentes, se pretendió sustituir la ya arraigada forma de jugar con agua, por confettis y perfumes.
Así llegó al siglo XX la tradición en Venezuela con carrozas, disfraces, bailes populares y en salones refinados. A mediados de los años cincuenta y hasta finales de los sesenta, apareció un nuevo elemento: las famosas «negritas», quienes escondían la identidad en el disfraz para disfrutar sin complejos de la festividad.
En tiempos de Gómez, los carnavales eran un alarde de solemnidad y todos salían a la calle a ver los desfiles, cual si se tratara de una procesión.
Durante la dictadura de Pérez Jiménez, las fiestas eran de gran tronío en calles, templetes, clubes y hoteles. Miles de mujeres disfrazadas de negritas acudían al grito de llamada que decía "en el Ávila es la cosa". Por lo menos, 40 orquestas extranjeras visitaban la ciudad. No había desorden y todos los días se protagonizaban desfiles por las calles de la ciudad.
La gente se apostaba en las aceras y gritaban “aquí es, Aquí es” esperando recibir caramelos de los carros y carrozas.
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