"En mayo empieza el invierno y pa´l llanero es alegría"
Delante va el cabrestero seguido de los punteros, uno a cada lado de la cabeza de la madrina de ganado |
Con el primer aguacero
se puso lindo el rosal
volvió la garza al estero
volvió la vaca al corral
y lucen sus trajes nuevos
la palma y el morichal (...)
Venezuela adentro, los llaneros viven dos veces por año, la salida y entrada de aguas, ciclo de invierno y verano que llega con cambios para la vida diaria de la gente de la sabana venezolana. Desde los primeros días de mayo los llaneros comienzan a ver las señales que la sabana, la flora y la fauna les dan. Las garzas alzan vuelo buscando nuevos rumbos, siguiendo al garzón pionío y la garza morena que dirigen la "caravana" migratoria.
Durante este período tienen lugar las vaquerías, una genuina faena, que los hombres de la llanura venezolana viven de manera intensa, con entusiasmo y veteranía, conocedores como son de todos los caminos, vías fluviales y, de todo el lenguaje que aprendieron a leer en el libro abierto que es la sabana para ellos.
Antes de que caiga el primer aguacero a comienzos de mayo, ya los llaneros saben que se acerca el invierno y comienzan a prepararse para las vaquerías, una de las faenas llaneras con la cual están más identificados.
El origen de las "vaquerías" en Venezuela algunos lo remontan al año de 1530, cuando se habría tenido conocimiento por estos rumbos de la ganadería. Dicen que fue don Cristóbal Rodríguez el primero que fundó el primer hato en el estado Guárico y comenzó la cría de ganado en pleno corazón del llano.
El origen de las "vaquerías" en Venezuela algunos lo remontan al año de 1530, cuando se habría tenido conocimiento por estos rumbos de la ganadería. Dicen que fue don Cristóbal Rodríguez el primero que fundó el primer hato en el estado Guárico y comenzó la cría de ganado en pleno corazón del llano.
(L: Angel C. Loyola-M:Anónima/Joropo) (*)
Canta: Angel Custodio Loyola
http://www.llanera.com/player/index.php?ev=1&id=352
http://youtu.be/lC7-3xgqIv8
El cíclico invierno que, siguiendo al
cálido verano, hace que durante meses la sabana se transforme en ancho mar, y el
"bongo" sustituya al caballo, obligó a normar las faenas,
determinando que solo a la salida y entrada de aguas, de noviembre a enero, y
de mayo a julio, pueden hacerse las vaquerías o "rodeos" en el
llano venezolano.
Remontado o escotero
Esta faena genuina de las vaquerías tiene un léxico propio y extenso, del cual hablaremos más extensamente en otra oportunidad. Uno de los vocablos más ampliamente conocido ligado a esta estampa llanera es el de remonta. La voz remonta nos remite en el llano a una cabalgadura fresca, sin silla, que los llaneros acostumbran llevar como repuesto cuando tienen que andar largas distancias, y a mitad de camino, ante las señales de cansancio del caballo, se detienen para desensillarlo y ensillar el que viene sin montura.
En este interín, el jinete aprovecha para descansar él también y refrescar su cuerpo en la laguna o ríos que siempre procura como sitio para esa parada fija, necesaria, en el camino. Jinete y montura reponen fuerzas y mientras la bestia pasta, el viajero aprovecha para comer la carne salada -generalmente éste es el bastimento- que lleva en la capotera.
La voz remonta se conoce en Venezuela desde tiempos inmemoriales. Es una estampa que se vio con frecuencia durante la guerra de independencia y siguió usándose en la Venezuela rural y despoblada, de distancias de leguas hasta bien entrado el siglo XX.
(Una legua es una antigua medida de longitud, proveniente del latín lecua, que expresa la distancia que una persona puede andar a pie, o en cabalgadura. Es una medida itineraria, del latín iter (camino, período de marcha). La legua abarca distancias que van de los 4 a los 7 kilómetros, siendo las más frecuentes las leguas que se encuentran en la media de tales extremos, dependiendo del tipo de terreno predominante en cada país o según la conveniencia estatal. Se conoce en toda América y en algunos países americanos se usa todavía).
Andar escotero (sin cobija, sin remonta, sin bastimento y sin ná) en esos caminos tan largos y solos era una exposición, una verdadera aventura, una temeridad. Escotero es una figura totalmente opuesta a andar remontado. En aquellos tiempos el vecino más próximo vivía, cuando menos, a dos leguas o más, de distancia. Para visitarlo había que ir remontado y bien apertrechado: la cobija por si le caía un aguacero en el camino; la capotera y el caballo de remonta.
Amárrense las remontas
Esta frase genuina y cotidiana de los tiempos de vaquería es la misma con la que comienza el pasaje Vaquerías en el Apure, compuesto por el guariqueño Ángel Avila, que grabó Eneas Perdomo, Cantor de cielo y sábana, con acompañamiento de Cándido Herrera al arpa y un conjunto de puras estrellas (LP Venezuela es Bellísima/DCM 609).
En esta composición Ángel Avila relata -es mejor decir, retrata- esta faena llanera de hombre, toro, caballo y soga, como la pinta el compositor apureño Julio César Sánchez Olivo, conocedor a fondo del Apure de leyenda que él mismo dibuja en CRÓNICAS DE APURE, uno de los tantos libros que escribió antes, durante y después de ser cronista de San Fernando de Apure, referidos todos ellos a Apure, sus costumbres, su gente.
Amarrarse las remontas significa que la noche anterior los vaqueros deben dejar listos los dos caballos que usarán en la jornada de vaquería que comenzará a las 4 de la mañana del día siguiente.
Remontado o escotero
Esta faena genuina de las vaquerías tiene un léxico propio y extenso, del cual hablaremos más extensamente en otra oportunidad. Uno de los vocablos más ampliamente conocido ligado a esta estampa llanera es el de remonta. La voz remonta nos remite en el llano a una cabalgadura fresca, sin silla, que los llaneros acostumbran llevar como repuesto cuando tienen que andar largas distancias, y a mitad de camino, ante las señales de cansancio del caballo, se detienen para desensillarlo y ensillar el que viene sin montura.
En este interín, el jinete aprovecha para descansar él también y refrescar su cuerpo en la laguna o ríos que siempre procura como sitio para esa parada fija, necesaria, en el camino. Jinete y montura reponen fuerzas y mientras la bestia pasta, el viajero aprovecha para comer la carne salada -generalmente éste es el bastimento- que lleva en la capotera.
La voz remonta se conoce en Venezuela desde tiempos inmemoriales. Es una estampa que se vio con frecuencia durante la guerra de independencia y siguió usándose en la Venezuela rural y despoblada, de distancias de leguas hasta bien entrado el siglo XX.
(Una legua es una antigua medida de longitud, proveniente del latín lecua, que expresa la distancia que una persona puede andar a pie, o en cabalgadura. Es una medida itineraria, del latín iter (camino, período de marcha). La legua abarca distancias que van de los 4 a los 7 kilómetros, siendo las más frecuentes las leguas que se encuentran en la media de tales extremos, dependiendo del tipo de terreno predominante en cada país o según la conveniencia estatal. Se conoce en toda América y en algunos países americanos se usa todavía).
Andar escotero (sin cobija, sin remonta, sin bastimento y sin ná) en esos caminos tan largos y solos era una exposición, una verdadera aventura, una temeridad. Escotero es una figura totalmente opuesta a andar remontado. En aquellos tiempos el vecino más próximo vivía, cuando menos, a dos leguas o más, de distancia. Para visitarlo había que ir remontado y bien apertrechado: la cobija por si le caía un aguacero en el camino; la capotera y el caballo de remonta.
Amárrense las remontas
Esta frase genuina y cotidiana de los tiempos de vaquería es la misma con la que comienza el pasaje Vaquerías en el Apure, compuesto por el guariqueño Ángel Avila, que grabó Eneas Perdomo, Cantor de cielo y sábana, con acompañamiento de Cándido Herrera al arpa y un conjunto de puras estrellas (LP Venezuela es Bellísima/DCM 609).
En esta composición Ángel Avila relata -es mejor decir, retrata- esta faena llanera de hombre, toro, caballo y soga, como la pinta el compositor apureño Julio César Sánchez Olivo, conocedor a fondo del Apure de leyenda que él mismo dibuja en CRÓNICAS DE APURE, uno de los tantos libros que escribió antes, durante y después de ser cronista de San Fernando de Apure, referidos todos ellos a Apure, sus costumbres, su gente.
Amarrarse las remontas significa que la noche anterior los vaqueros deben dejar listos los dos caballos que usarán en la jornada de vaquería que comenzará a las 4 de la mañana del día siguiente.
Recordando sus vivencias de niño y de joven, criado en el Cajón de Arauca (entre El Yagual y Guachara), Sánchez Olivo narra: "(...) Había que ver cómo eran las vaquerías de entonces. Las vaquerías se hacían en dos épocas del año; a las entradas de agua y a las salidas de aguas. Por ahí, entre mayo y junio, hasta julio, se estaba trabajando, a veces con el agua a punta de coraza (hasta el pecho), las primeras; las otras vaquerías se efectuaban entre diciembre y enero".
El día antes de empezar las vaquerías se hacía lo que llamaban "la reunión" de los vaqueros de los hatos colindantes.
"Los vaqueros salíamos -cuando comenzaba el invierno- en esa zona del Cajón de Arauca en donde vivíamos los Sánchez Olivo, de madrugada, para coger el ganado antes de que cayera al agua, a comer pastos acuáticos a esas partes anegadas como rebalses y esteros", relata J. C. Sánchez Olivo. Así estuviera lloviendo "en la madrugada, ensillábamos nuestros caballos y nos íbamos con los madrineros a coger el ganado".
Destaca Sánchez Olivo la gran responsabilidad y resistencia de los llaneros durante las vaquerías, quienes después de pasar todo el día en la sabana echando soga (enlazando), capando y herrando, al oscurecer se iban en burro a un baile, pero en la madrugada estaban nuevamente en pié para montar nuevamente los caballos que habían dejado ensillados la noche anterior. "Porque por encima de todo privaba la responsabilidad", asienta el recordado compositor apureña Julio C. Sánchez Olivo.
Canciones inspiradas en las faenas llaneras
Eneas Perdomo cantó así:
Amárrense las remontas
tenemos que madrugar
a recoger el ganado
porque vamos a apartar
Se levanta la peonada
y comienzan a ensillar...
Apure yo soy tu hijo
(Francisco Montoya)
http://youtu.be/ojWxfpOLenI
El Cachalero
(Intérprete: Freddy Salcedo)
http://youtu.be/c7snd0zCTMs
Mes de mayo en la llanura
(Reynaldo Armas)
http://youtu.be/kP7fFCRsDFw
Faenas del llano apureño en tres tiempos
(Juan de Los Santos Contreras, El carrao de Palmarito)
http://youtu.be/Z7OPZIVuMBM
Vaquería
http://youtu.be/2yo5YO0iWNU
Llanero, si soy llanero
http://youtu.be/SNUoZgQU0mo
Orlando Cholo Valderrama
El hombre llanero
http://youtu.be/OBp-p3Q0lvM
Canciones inspiradas en las faenas llaneras
Eneas Perdomo cantó así:
Amárrense las remontas
tenemos que madrugar
a recoger el ganado
porque vamos a apartar
Se levanta la peonada
y comienzan a ensillar...
Apure yo soy tu hijo
(Francisco Montoya)
http://youtu.be/ojWxfpOLenI
El Cachalero
(Intérprete: Freddy Salcedo)
http://youtu.be/c7snd0zCTMs
Mes de mayo en la llanura
(Reynaldo Armas)
http://youtu.be/kP7fFCRsDFw
Faenas del llano apureño en tres tiempos
(Juan de Los Santos Contreras, El carrao de Palmarito)
http://youtu.be/Z7OPZIVuMBM
Vaquería
http://youtu.be/2yo5YO0iWNU
Llanero, si soy llanero
http://youtu.be/SNUoZgQU0mo
Orlando Cholo Valderrama
El hombre llanero
http://youtu.be/OBp-p3Q0lvM
REFERENCIAS
(*) LP Discomoda 195 Buenos Aires Llaneros/ Angel C.Loyola y sus Guariqueños)
En próximas entregas les hablaremos del "lenguaje" silencioso y claro de la cobija del llanero y otros vocablos de la gran fiesta llanera que son las vaquerías.
Investigación y texto: Elba Romero López
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