En todo caso, el labriego que pasa el arado sobre un terreno procede de manera más sabia: al llegar al final de un surco, no vuelve al lado del punto de partida, como hacemos para leer, sino que hace girar el arado y empieza un nuevo surco junto al que acaba de terminar.
De ahí el origen de la palabra griega bustrófedon, que denominaba este tipo de escritura y también el acto de arar en zigzag. El vocablo se formó con bou 'buey' y strepho 'dar vuelta'.
Curiosamente, strepho se encuentra, además, en la etimología de estrofa. En efecto, de ese verbo se derivó el sustantivo strophé, que inicialmente significó "evolución del coro en la escena" y, más tarde, "el verso que el coro canta". Veamos cómo quedaría la primera estrofa de la primera rima de Bécquer si el autor la hubiera escrito como un bustrófedon:
Yo sé un himno gigante y extraño
arorua anu amla led ehcon al ne aicnuna euq
y estas páginas son de ese himno
arbmos al ne atalid eria le euq saicnedac
TOMADO DEL BLOG DE RICARDO SOCA
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