Las FÁBULAS (del latín ǎḃǜļá,
fabüla, del verbo "for" o
"fatum"que significa, hablar o contar) son composiciones literarias
breves en las cuales los personajes casi siempre son personificaciones
(animales que presentan características humanas como el habla). Estas historias
concluyen con una enseñanza o moraleja de carácter instructivo, que suele
figurar al final del texto.
Las
FABULAS no deben confundirse
con la PARABOLA o relato simbólico, ni
con el discurso o SERMÓN PARENÉTICO, cuya intención es exhortar a seguir una
conducta ética y por ello recurre con frecuencia a este tipo de procedimientos.
Se les llama también cuentos de animales.
Las
FABULAS se
diferencian de los APOLOGOS en que éstos son más generales y en ellos
pueden intervenir además hombres y personajes, tanto animados como inanimados.
Pueden estar escritas en prosa o verso. Las fábulas y los apólogos la
utilizaron desde la Antigüedad grecorromana los esclavos pedagogos para enseñar
conducta ética a los niños que educaban.
En la antigüedad
griega, la primera fábula, conocida como la fábula del ruiseñor, la contó Hesíodo a comienzos del siglo VII a.C. Sócrates entretuvo sus últimos días poniendo en verso las fábulas
de Esopo. Demetrio de Falero publicó
la primera colección de fábulas históricamente atestiguada, que se ha perdido,
pero que dio lugar a innumerables versiones. Una de ellas, fusión de varios
manuscritos, data probablemente del siglo I después de Cristo, y es la llamada
Augustana.
Dos mil años antes de
nuestra era la fábula ya se cultivaba en Mesopotamia. Unas
tablas de arcilla provenientes de bibliotecas escolares de la época cuentan
brevemente historias de zorros astutos, perros desgraciados y elefantes
presuntuosos.
Esta colección se
conoce como las Fábulas de Esopo, un esclavo semilegendario de
Asia Menor, de quien apenas se sabe que fue vendido como esclavo en Samos al
filósofo Janto, quien le prometió repetidas veces la libertad y la obtuvo al
fin gracias a una intervención popular.
Existe una colección de
fábulas escritas por Nicóstrato con intención
educativa en el siglo II, y también otros sofistas. De Grecia la fábula pasó a
Roma; Horacio escribió en Sátiras, II, 6, una
memorable, la del ratón del campo y el ratón de ciudad; Fedro,
siguiendo ese precedente, transformó el género en prosa en un género poético en
verso.
En el siglo IV el poeta
romano Flavio Aviano escribió unas cuarenta fábulas, en su mayor parte
adaptaciones de las de Fedro, pero otras no atestiguadas por ninguna tradición
y quizá elaboradas por él mismo; las fábulas de Aviano
circularon mucho en la Edad Media, porque a diferencia de las de Fedro no son
nunca licenciosas y su métrica, en la que abunda el hexámetro leonino, facilita
el recuerdo.
Muchos fabulistas
famosos
Durante el Renacimiento
las fábulas despertaron el interés de los humanistas; Leonardo da Vinci,
por ejemplo, compuso un libro de fábulas. Un fabulista famoso es Jean de La Fontaine, cuyas fábulas todavía se recuerdan, al
igual que se recuerda al escritor dieciochesco Florian
(1755-1794) y al español Félix María Samaniego,
sobrevivientes del género entre tantos otros fabulistas que se fueron quedando
en el olvido. En Portugal se cultiva la fábula Sá de Miranda.
El jesuita François-Joseph Desbillons, profesor, produjo quinientas
sesenta. Boisard publicó una colección con mil y una. Jean-Pons-Guillaume Viennet publicó en 1843 fábulas que
escribió a lo largo de toda su vida. Incluso Napoleón,
antes de ser consagrado emperador, compuso una juzgada bastante buena en su
época. Estos y otros fabulistas de los siglos XVI y XVII cayeron en el olvido,
junto con sus fábulas, entre quienes se menciona a Guillaume Guéroult,
quien parece haberse especializado en este género con Le Blason des Oyseaux
(1551), Les Hymnes du Temps et de ses parties (1560) y Les Figures de la Bible (1564), compuestos bajo el mismo modelo de un grabado acompañado
de una corta pieza en verso. FELIX MARÍA SAMANIEGO
Fábulas famosas
LA LECHERA
(FELIX MARÍA SAMANIEGO)
EL OSO, LA MONA Y EL CERDO
Muchas son las fábulas
que aún perduran en el inconsciente colectivo a través de los siglos. Entre
ellas son famosas El Gato y El Ratón, La lechera, El cabrito y el lobo, La Zorra y las Uvas, La
Cigarra y la Hormiga, la Liebre y la Tortuga.
El Gato y
el Ratón -_-
Había una vez un pequeño ratón, que vivía en la
casa de una mujer vieja. La señora, que temía de estas criaturas, colocó muchas
trampas para matar el ratón. El ratón asustado le pide ayuda al gato de la
mujer.
-¿Podrías ayudarme, lindo gatito?-le dijo al
gato
-Si... ¿En qué?- respondió este
-Solo quita las trampas de la casa-dijo el
ratón
-Mmm... y ... ¿que me das a cambio?-dijo el
gato
-Finjo ante la señora que estoy muerto, ya que tú
me has matado, ella creerá que eres un héroe-respondió el ratón
-Me has convencido-dijo el gato
El gato sacó las
trampas de la casa, pero el ratón nunca cumplió su parte del trato. Un día la
señora descubrió que fue el gato quien saco las trampas, ella muy enojada
decide dejar al gato en la calle. Moraleja:
"No confíes en todo lo que oyes".
EL CABRITO Y EL LOBO
La Parábola
La voz parábola (del
latín parabŏla, y éste del griego παραβολή) es una forma literaria consistente
en un relato figurado del cual, por analogía o semejanza, se deriva una
enseñanza relativa a un tema que no es el explícito. Es, en esencia, un relato
simbólico o una comparación basada en una observación verosímil. La parábola
tiene un fin didáctico y podemos encontrar un ejemplo de ella en los evangelios
cristianos, donde Jesús narra muchas parábolas como enseñanzas al pueblo.
EL HOGAR DEL HIJO/Los cerdos son mis amigos
Investigación y texto
Elba Romero López
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