En Venezuela hay apodos que se usan en todos los escenarios,
todas las circunstancias y en todo momento.
Comenzaremos por los apodos del país político
En América Latina es costumbre muy desarrollada llamar a alguien por un nombre distinto al suyo. Esta costumbre también está muy arraigada en Venezuela, donde en muchos hogares se llama a los niños por diminutivos, como Pedrito, Carlitos, Juancito o Ivancito.
A la par de los diminutivos están los apodos. Estos comienzan entre los amigos y compañeros de estudios desde la primaria; y es muy frecuente que ese apodo dure para toda la vida. En el ambiente artístico venezolano, la política y, en general en todos los sectores, abundan los apodos. Estos alias, sobrenombres, motes, remoquetes o seudónimos, como también se les conoce, provienen del reino animal en un altísimo porcentaje.
De
esta forma, es frecuente en Venezuela oír llamar a la gente por los remoquetes
de Chigüire, El Loro, Conejo, Cara e´burro, copete e´paují, pico e´loro,
cotorro poncho, pata e´plancha, etc.
-Eeepa, Cabeza e’ martillo, pa´nde vas por ahí.
-Voy a una reunión con El Mono, El Pescao, El Tigre,
El Cunaguaro, el perro renco y El Tordito. Creo
que también irá El Bachaco, responde
el aludido. Sabe que es con él. Así le
dicen hace años.
Un formal círculo
animal, un club; machista además, con una cuasi definitiva sentencia: aquí no ´dentran´ animales hembras. ¿O se
podrá decir animalas?
El Cabito, Mocho Hernández, El Taita y otros más
Hay
muchos sobrenombres o alias en lo que llaman “país político”, donde figuras
relevantes de la política atendían a los motes de El Gocho (Carlos Andrés Pérez), el mismo Locoven;
Jaime Bochinche, el ex presidente del caso de la fragata Caldas
colombiana; El Tigre Eduardo Fernández, Pepi Montes de Oca y una
lista larga de políticos con remoquetes de animales, cosas, casos y de otros
tipos.
De
los tiempos de la guerra de Independencia llegó hasta nuestros días el
sobrenombre de El Taita, como llamaban los lanceros del Apure al Libertador de los Llanos, José
Antonio Páez, conocido también como la
mejor lanza del mundo, título que le dio Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte y Blanco, El Libertador, quien también tuvo
sus apodos.
De
siglos pasados se conocen El Cabito, mote que le endilgaron
sus adversarios políticos a Cipriano Castro, alias El Restaurador, nativo de Capacho
Viejo, testigo presencial de la etapa de los andinos en la capital, inquilino de
la casa de Misia Jacinta desde
mediados de octubre de 1899 hasta diciembre de 1908". (Diccionario de Historia de Venezuela,
1997, 741).
A título informativo vale decir que la primera dueña de esta mansión que hoy
conocemos como Palacio de Miraflores fue Jacinta Parejo de Crespo (guariqueña
de Parapara), esposa de Joaquín Crespo, aunque ella nunca la ocupó como
residencia.
A El Cabito Cipriano Castro
también se le apodó El Mono Trágico, El Capitán Tricófero, etc.
Al
célebre caudillo militar y político venezolano de fines del siglo XIX y
comienzos del XX, José Manuel Hernández (Caracas 1853-Nueva York 25.08.1921), se
le conoció como el Mocho Hernández, apodo que se originó por la falta de 2 dedos
de la mano derecha, perdidos a los 17 años de edad, en el combate de Los Lirios
(11.8.1870), donde fue herido de un balazo y, en el suelo, fue macheteado en el
cuello y en un brazo, perdiendo los citados 2 dedos de la mano derecha.
A Juan Vicente
Gómez de cuyo nombre no quieren ni acordarse, le decían El Cachorro y El Bagre (su rostro
se parecía mucho a este pez). También le
apodaban El Hombre de La Mulera. A Eloy Tarazona, su hombre de
confianza, temido y odiado, lo llamaban El Indio Tarazona.
El sucesor de El Cabito en la Presidencia de la
República, general Eleazar López Contreras, fue El
Ronquito, por su forma de hablar.
A Rómulo
Betancourt, llamado el padre de la democracia moderna venezolana lo
llamaban Romulón y El Cacique de Guatire o Don Rómulo. Al ex mandatario Luis
Herrera Campins un gracioso comenzó a llamarlo Toronto y ese apodo trascendió y se hizo vox populi. Era mentira
que al periodista ex presidente le gustaran tales torontos.
El
teniente coronel ® Hugo Chávez es el que más apodos tiene entre todos los que han
pasado por la casa de Misia Jacinta. Es tan larga la lista que mejor no
mencionamos ni uno solo de esos seudónimos.
Investigación y texto
Elba Romero López
Investigación y texto
Elba Romero López
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